Relato novelado de unos crímenes que conmocionaron a la sociedad londinense de principios del XIX y que tuvieron repercusión en todo el país por la crueldad manifestada por el asesino o los asesinos, pues una de las víctimas era un bebé de pocos meses y en ambos casos se trataba de familias de gente humilde, simples comerciantes trabajadores y respetables.
Estamos en 1811, con las tropas de Wellington en la Península Ibérica tratando de hacer retroceder a los ejércitos franceses. Primero la familia Marr y poco después, los Williamson, verán cercenadas sus existencias a manos de unos desconocidos que, en apariencia, trataban de robarles en sus propios domicilios, sin conseguir su objetivo, pero dejando cada una de las casas, sembrada de cadáveres horríblemente asesinados.
El libro hace un repaso pormenorizado de los hechos y circunstancias, de las declaraciones que se conservan y de los artículos de prensa que se referían a los mismos, para llegar a la conclusión de que el principal sospechoso, fue la octava víctima de los sucesos, pues apareció ahorcado en su celda, sin ni siquiera haber llegado a juicio y fue dado por autor material de los crímenes, su cadáver paseado de forma ignominiosa por las calles de la capital y enterrado en un cruce de caminos de la ciudad con una estaca clavada en su cuerpo.
El autor llega a la conclusión de que todo lo que culpaba al pobre Williams, un peculiar marinero que fue considerado culpable, eran pruebas circunstanciales y sin demasiada consistencia, pero a las autoridades les vino bien, porque así consiguieron dar por cerrado el caso y acallar las protestas de la opinión pública y los medios de comunicación.
El libro resulta curioso, además, porque vemos un retrato de la sociedad marginal del Londres de la época y asistimos al debate que se generó alrededor de la conveniencia o no de crear una policía que velara por la seguridad ciudadana, entonces en manos de vigilantes a cargo de las diversas parroquias o pagados por empresas privadas.
Nos enteramos de las costumbres y del día a día en estas zonas ribereñas del Támesis, entonces ocupadas por los muelles y habitadas por gente de baja condición, marineros y comerciantes; también de la xenofobia hacia los extranjeros, en este caso portugueses e irlandeses, considerados como gente peligrosa y conflictiva y de la desidia de las autoridades que llevaron a cabo una investigación para la que no contaban con medios ni estaban preparados, plagada de errores y de juicios preconcebidos.
Hola.
ResponderEliminarMe encanta esta autora, mis favoritos son "Muerte de un forense" y "La calavera bajo la piel". También adoro esa época, la vida ribereña del Támesis en la vieja Inglaterra...tomo buena nota.
Feliz tarde.
A mi también me encantan sus novelas policiacas. Este libro, es en realidad una crónica de unos sucesos luctuosos y terribles y se aparta bastante de lo que conocemos de la autora.
EliminarAunque P.D. James es un nombre consagrado de la literatura policíaca, imagino que esta novela debe beber de referentes como AAgatha Christie o Conan Doyle.
ResponderEliminarMás bien es un libro de investigación.
EliminarUna novela verdaderamente extraordinaria. Todas las novelas policiacas de la escritora británica Phyllis Dorothy James te enganchan por la manera de narrar los hechos. Por la manera de elaborar los hechos, se nota, creo yo, que trabajó en en el Ministerio del Interior.
ResponderEliminarEn esta ocasión se nota aún más porque, como digo, se trata más de un trabajo de investigación.
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