Frankie Machine (Frank Sinatra), un hombre con talento musical y hábil jugador de cartas, sale de la cárcel y, además, consigue dejar la heroína. Su principal problema será encontrar un medio de vida honrado y evitar las drogas y el juego.
El guión adapta una novela de Nelson Algren, una obra poblada de mafiosos, camellos, drogadictos y prostitutas, en el marco del barrio polaco de Chicago, cuyo protagonista se esfuerza por estabilizar su vida personal, tratando de ganarse la vida y luchando contra una creciente adicción a la morfina, pues siendo soldado recibió una herida de metralla en el hígado, para la que hubo de ser tratado con esta droga y desde entonces sufre su dependencia, pero no le va a resultar nada sencillo huir de la vida de perdedor que le augura su entorno, viéndose encerrado en un círculo vicioso del que le es casi imposible salir. Entre película y novela hay notables diferencias, pues el film se centra mucho en los problemas de Frank con las drogas, dejando de lado otra faceta que se ve en el libro, cual es la de la difícil integración en la vida civil de los soldados que regresan del frente.
Ambientada con una magnífica banda sonora de Elmer Bernstein que se basa, sobre todo, en movimientos jazzísticos, no menos llamativos resultan los títulos de crédito de Saul Bass.
La película trata por primera vez de forma explícita el tema de la adicción a las drogas en una producción norteamericana, ya que el conocido como Código Hays vetaba estos asuntos, de hecho, Otto Preminger, realizador y productor del film, la acabó antes de que la norma fuera cambiada, al año siguiente, para permitir que las películas que trataran sobre drogas, aborto, secuestro o prostitución, obtuvieran el certificado de exhibición.
Frankie Machine es un hombre atrapado en una especie de círculo vicioso, más bien de círculos. Por un lado, su esposa, aparentemente parapléjica tras un accidente de tráfico el día de su boda, en el que Frankie conducía el automóvil estando ebrio, no hace más que reprocharle que es el culpable de su estado y exigir que se dedique a cuidarla, cuando en realidad, ella, Zosh Machine (Eleanor Parker), camina perfectamente y está engañando a todo el mundo. La mujer que completa el triángulo amoroso, Molly (Kim Novak), trabaja en un cabaret y es todo lo opuesto a Molly, pero Frank le deja bien claro que no va a mantener con ella mas que una relación de simple amistad mientras Zosh esté impedida. Molly le anima a que intente cambiar de vida dedicándose a la música, mientras Zosh, insiste en que siga dedicándose a su antiguo oficio de jugador profesional en un tugurio clandestino porque necesitan el dinero para vivir. Mientras, el camello que le suministraba la droga, aprovecha la menor ocasión para incitar a Frank a que vuelva a su antigua adicción, en la que acabará recayendo.
La película huye de planteamientos morales, pero, sin decirlo de forma explícita, transmite el mensaje de que los drogadictos son enfermos y que es necesaria la ayuda de familiares, amigos y profesionales sanitarios para conseguir su curación. Esto que ahora nos parece una obviedad, hay que trasladarlo a 1955, cuando se estrenó el film, lo mismo que las imágenes que vemos que ahora no resultan tan llamativas después de haber visto películas que retratan con toda la dureza el mundo de los yonkis, pero ver un pinchazo en vena y todos los preparativos hace casi tres cuartos de siglo, significó un buen número de controversias y protestas.
Las actuaciones tienen buen nivel y, de hecho, Sinatra, que no es que fuera un gran actor, estuvo nominado al Oscar por la que algunos consideran su mejor interpretación.
Un film valiente que abrió camino para que estos asuntos fueran cobrando vida en la pantalla, con un argumento duro y realista, pero esperanzador.
Que tal Trecce!
ResponderEliminarExtraordinaria. Todavía pasados los años me sigue impresionando. Algunos años mas tarde Kurosawa mostraría en "El infierno del odio" (1963) lo terrible que resultaba acabar enganchado.
Saludos y buen finde!
Después, cada vez fue habiendo más películas que mostraban ese mundo y cada vez lo hacían de manera más descarnada y realista, pero esta fue la primera que lo hizo en ese tono.
EliminarDesde luego, yo también opino que Sinatra bordó uno de los papeles más memorables de su carrera.
ResponderEliminarCreo que logra una gran interpretación.
EliminarHola, Trecce
ResponderEliminarEs extraño que, según relatas, en una época en la cual no era común observar ese tipo de problemas en las películas, de todas maneras el film haya sido presentado al público.
Ha de ser horrible estar en una situación como la del protagonista.
Cordiales saludos y que tu buena salud y la de tu familia, sea lo normal en este año.
Muchas gracias, Rud, te deseo lo mejor para ti y todos los tuyos.
EliminarPreminger se arriesgó a hacer la película sabiendo que iban a ponerle pegas para poder exhibirla, de hecho le denegaron los permisos para hacerlo, pero al año siguiente cambiaron las normas y pudo hacerlo, no sin despertar controversia y protestas de los sectores más conservadores.
Qué curiosa manera de camuflar el inicio de la adicción por aquello de la metralla. Hay que disculpara de alguna manera al héroe.
ResponderEliminarEl libro en que se basa recoge las dificultades de la reincorporación de los soldados a la vida civil, la adicción que sufre el protagonista, es una de esas dificultades, lo que pasa es que la película no lo refleja así.
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