CARA DE ÁNGEL (ANGEL FACE)

 

Frank Jessup (Robert Mitchum) es un conductor de ambulancias de urgencias que acude a una mansión para atender a la señora Tremayne (Barbara O'Neil) que, según parece, ha intentado suicidarse. Sin embargo él sospecha que en realidad alguien ha intentado asesinarla. Allí conoce también a Diane (Jean Simmons), la hijastra de la señora Tremayne, una joven delicada, sensual y un tanto inestable, ante la que cae rendido inmediatamente. Pronto Frank se convierte en el chófer de los Tremayne, pero comienza a sospechar peligro bajo la superficial dulzura de Diane.

El guión se basa en una historia del director, productor y escritor estadounidense Chester Erskine.

Aún siendo un trabajo de encargo, Otto Preminger deja su sello en una película de buena factura, seguramente por el acicate que supuso para él que Howard Hughes le permitiera reescribir el guión a su antojo. Con la técnica depurada que se le supone al maestro de origen austrohúngaro, centrándose más en las imágenes, en la puesta en escena y en los gestos de los actores que en los propios diálogos, para transmitirnos la peculiar tensión de esta especie de noir psicológico que tampoco es que tenga mucho de original, pero que con la calidad de su factura y la de los actores que intervienen, tiene argumentos de sobra para llamar nuestra atención. 

Aún sin llegar a ser una obra maestra, es una gran película, cuyo rodaje y sus preparativos, por cierto, tienen un montón de anécdotas de esas que pueblan la trastienda de Hollywood que provocarían verdaderos orgasmos a cualquier productor de programas de telebasura. Podría escribir una entrada entera dedicada a los asuntos nada edificantes que rodearon el film y no sería corta ciertamente.