Andrew Manson (Robert Donat), un médico joven y entusiasta, acepta su primer trabajo en un pueblo minero de Gales, quiere poner sus conocimientos al servicio de la gente más necesitada y comienza a preguntarse por la tos persistente que tienen muchos de los mineros. Cuando sus intentos de probar su causa se ven frustrados, se traslada a Londres. Las circunstancias, sin embargo, acabarán poniendo a prueba sus principios morales.
El guión se basa en una novela de A.J. Cronin, que después de la I Guerra Mundial, ejerció la medicina en un área minera del sur de Gales y fue designado Inspector Médico de Minas. A causa de una enfermedad tuvo que dejar su profesión y se dedicó a narrar sus experiencias en obras como esta.
Al publicar este libro pretendía hacer ver la necesidad de un sistema sanitario en el Reino Unido en esa época de entreguerras y plasmar la realidad social en la que vivían los mineros y las clases con menores recursos económicos.
La película tiene dos partes, en la primera vemos al joven doctor que afronta su primer destino lleno de ilusiones y con el ansia de cambiar el mundo, pero poco a poco se irá dando de bruces con la realidad: Colegas acomodaticios, las supersticiones de la gente, pacientes que fingen enfermedades para conseguir una baja laboral, el desinterés de las autoridades por mejorar las condiciones de salubridad de la población...
En la segunda parte, harto de luchar contra los molinos de viento, Manson y su esposa se trasladan a Londres, donde les tocará vivir una época de penurias por falta de clientes, pero la casualidad quiere que el médico se encuentre con un antiguo compañero de carrera que le abre los ojos a un mundo de gente adinerada dispuesta a pagar honorarios abultados a cambio de sencillas atenciones, de alargar tratamientos innecesarios y de ocultarles su buena salud para que sigan acudiendo a la consulta. La vida de los Manson cambiará, pero la esposa es consciente de que también ha cambiado su marido que ha perdido aquel ímpetu de antaño y aquella ilusión por su profesión a cambio de una vida de lujo y placer.
La película nos traslada, por una parte, un mensaje de admiración y reconocimiento hacia los profesionales que lo entregan todo por su vocación y hacia los investigadores que pasan horas y horas en su laboratorio y haciendo estudios de campo a cambio, muchas veces, de la indiferencia social y, por otro, una crítica afilada hacia la medicina como negocio, tan presente (quizá más que nunca) en nuestro mundo.
Buenas interpretaciones, estupendos diálogos y un logradísimo tono humorístico que, en algunos instantes puede llegar a arrancarnos alguna carcajada y unas cuantas sonrisas. Film muy interesante, que trata de sortear el posible mensaje moralizante para ceñirse a una realidad que todavía sigue presente aunque algunas cosas hayan cambiado para bien al hacerse cargo el estado de la atención sanitaria, al menos de la más básica y necesaria.
Yo leí el libro cuando era adolescente y me encantó.Y un tiempo despuéspude ver la peli, que me gustó mucho, pero claro, el libro me había parecido tan tan bueno...
ResponderEliminarSí que tiene esos toques de humor que dices, y el mensaje, claro que sí, que sigue siendo necesario.
Muy feliz finde.
Es absolutamente actual.
EliminarComo me suenaaaaaaaaa la trama.
ResponderEliminarAbracines utópicos.-
Algunas cosas, por desgracia, poco han cambiado.
EliminarAparte de la novela de A.J. Cronin (que, por cierto, creo que tengo por casa, aunque jamás me dio por leerla), aún recuerdo con agrado la serie de los ochenta de la BBC a la que ya aludí en un comentario anterior.
ResponderEliminarSí, recuerdo tu comentario.
EliminarConozco unos cuantos médicos y sostengo que es una de las profesiones donde si no se tiene vocación, se acaba uno yendo al garate.
ResponderEliminarMe atrae el tema, la veré. Gracias.
Es que la tentación de tirar por el camino fácil es grande y si no tienes clara la vocación, lo más probable es que acabes descarrilado.
EliminarQue tal Trecce!
ResponderEliminarEsta no la he visto, tratare de dar con ella. Si es del 38 tiene que ser buena, ya no te digo la cosecha del año siguiente...
Saludos!
Merece la pena.
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