La malagueña María Elvira Roca Barea, vio publicado en 2016 este interesante tratado muy bien documentado en el que expone sus tesis sobre esta especie de racismo al revés (entiéndase que es una forma de expresión) que siempre, según ella, se ha dado contra los imperios, más allá de justificaciones, por el mero hecho de serlo, algo que ya ocurrió con los romanos y que se puede extender a otros hasta llegar al imperio actual de EE.UU. (veremos qué ocurre con China si llega el caso). De las primeras cosas que hace la autora es tratar de deslindar imperio y colonialismo, que no son para nada lo mismo y, muchas veces, cuando hablamos de imperialismo (término hoy en día absolutamente peyorativo), nos estamos refiriendo, sin darnos cuenta, a situaciones que tienen más que ver con el colonialismo. Para defender sus tesis, Roca Barea hace un somero repaso a los imperios romano, ruso, estadounidense y español, en el que halla similitudes en las formas en las que han sido atacados, algunas más objetivas y otra menos. Hay una que me ha llamado especialmente la atención, porque es cierto que se repite en la actualidad entre lo que ocurría con los romanos durante su imperio, que fueron denigrados por los griegos en el sentido de que los tachaban de incultos y de que todo lo que sabían y era aprovechable, provenía de la cultura helénica y ahora, desde Europa, hacemos lo mismo con los estadounidenses, a los que se tilda de incultos, poco menos que analfabetos culturales y que están a años luz en ese aspecto de los cultivados europeos.
Más de las dos terceras partes del libro se dedican a estudiar la imperiofobia antihispánica y la llamada Leyenda Negra. Refuta la autora algunos de los estereotipos que se han venido repitiendo a través de los siglos, estudiando los porqués de su surgimiento y de su mantenimiento en el tiempo, al que no somos ajenos los propios españoles, pues parte de la intelectualidad nacional, en opinión de la autora, ha llegado a asimilarlos y darlos como buenos, incorporándolos a la autocrítica. En otros casos, su pervivencia se debe la conveniencia de mantener un chivo expiatorio, un culpable externo o si es interno, que sea del pasado, para evitar las culpas y responsabilidades propias. Un ejemplo paradigmático es la culpabilización de todos los males de Hispanoamérica a los antiguos descubridores y exploradores, cuando ya han pasado siglos desde la independencia de casi todas sus naciones y se sigue machaconamente culpando a la herencia hispana de sus males, cuando realmente han pasado bastantes generaciones de autogobierno como para que fueran asumiendo su responsabilidad en sus situaciones actuales.
Quizá el asunto más controvertido, por el que más críticas ha recibido la publicación, es la oposición entre catolicismo y protestantismo, pues a la propaganda interesada de las iglesias reformadas y ciertas élites intelectuales a ellas vinculadas contra la Iglesia Católica, achaca Roca Barea parte importante del mantenimiento en el tiempo de la Leyenda Negra.
Sea como fuere, el libro, según he indicado, me parece que está muy documentado y, sobre todo, da muchas pistas para que el lector interesado, pueda descubrir por si mismo, con mente abierta y sabiendo diferenciar entre opiniones y hechos demostrados, si las tesis de la autora son más o menos acertadas y en qué medida.
Es un hecho que desde algunos sectores de la historiografía moderna, se defiende ya que la historia del llamado imperio español, no ha sido todo lo que objetiva que debería y que está cargada de relatos manipulados, interesados y que cuentan, a veces, verdades a medias, exagerando defectos y minimizando u ocultando virtudes y este tipo de trabajos ayudan a que las cosas se vayan poniendo en su sitio y, sin ocultar errores, que los habría, se vayan poniendo las cosas en su justo término.
Vale la pena darle una lectura a este trabajo.
ResponderEliminarTe digo algo. Creo que el imperio de Carlos V y Felipe II tuvo dos grandes errores. La persecución de sus súbditos que eran judíos o protestantes, haciendo que una parte de la mejor de su gente emigrara de Espaça, y la otra fue creer que la herencia espaçola se extendería en Europa cuando la verdadera extensión de espaçafue en América.
¿Sabes que en los siglos XV y XVI, incluso en el XVII y parte del XVIII, los ataques a España y los españoles venían con la premisa de que tenían sangre contaminada por haberse mezclado con judíos y moros?
EliminarLas críticas, parte de la Leyenda Negra, por la expulsión de judíos y moriscos, vinieron después. Vamos que hicieran lo que hicieran, estaba mal y aunque no son episodios para estar orgullosos de ellos, ni mucho menos, resulta que en otros países europeos se produjeron más expulsiones de judíos que en España sin que se hable de ello.
En cuanto a los protestantes, en las provincias españolas de los actuales Paises Bajos, hubo libertad de cultos, algo que despareció cuando dejaron de pertenecer a España, mientras en muchos países protestantes, incluída Gran Bretaña, los católicos tenían vetado el acceso a cargos públicos, cuando no eran perseguidos directamente, pero esto ha sucedido, al menos sobre el papel (aunque ya no se aplicaban esas leyes), hasta tiempos bien recientes y tampoco se sabe nada de ello.
Hola.
ResponderEliminarNo conocía el libro ni a la autora. Eso sí, me lo apunto para leer con mente abierta en algún momento.
Feliz tarde.
Creo que merece la pena.
EliminarHola Trecce!
ResponderEliminarLeo con atención e interés tu comentario sobre el libro, sabia de el. No cabe duda de que los textos de la "Enciclopedia Álvarez" merecen ser revisados, ahora bien, el giro que se pretende dar a ciertas épocas y hechos tampoco me parece justo. Resulta curioso que se derriben estatuas y que al mismo tiempo se rinda pleitesía a tiranos y demás déspotas. Es un tema que daría para una interesante charla.
Saludos!
Ya lo creo. Casi siempre depende de qué lado soplen los vientos.
EliminarCoincido con la tesis de la autora. En esta vida todo obedece a alguna invención intencionada. Sobre todo las leyendas y las tradiciones.
ResponderEliminarLa verdad es que construye y documenta muy bien sus argumentos, discutibles si se quiere, pero sólidos.
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