Igual que en sus anteriores novelas, Víctor del Árbol construye un escenario complejo plagado de personajes y con una narración que se mueve en dos época distintas, la primera arranca en 1933 y la segunda se desarrolla en 2002.
Parece que el autor catalán ha encontrado su propio estilo de novelar con estas tramas que van convergiendo y con este maremagnum de personajes que puede hacer que, en ocasiones, el lector se pierda un poco con tantos nombres, historias paralelas y situaciones que, aunque al final van casando bastante bien, en algunos instantes pueden resultar un tanto dificultosas de seguir.
Aunque no es una novela histórica, la ambientación toma muchas cosas de realidades que sí lo fueron: la Unión Soviética de entreguerras, España a lo largo de varias décadas que van desde los años treinta hasta prácticamente la actualidad, etc.
Está bien escrita, el autor domina el medio, aunque algunas de sus metáforas me siguen resultando chocantes, continúa con ese especial gusto por la violencia explícita (mucha tortura descrita con pormenores desagradables) y sí que me ha parecido un poco larga y es que cuando estás deseando acabar un libro, en el sentido de quitártelo de encima, es porque el autor, aunque la lectura te haya resultado interesante, se ha explayado más de la cuenta.
Misterio, secretos de familia, pasiones amorosas, mafias internacionales, venganzas que traspasan generaciones diferentes y mucha maldad, esos son algunos de los ingredientes que el lector encontrará en la novela que está muy bien ambientada y en la que hay que reconocer el gran trabajo de documentación realizado por el autor.
¡Hola!
ResponderEliminarDe Víctor del Árbol solo he leído “La tristeza del samurái”: Narra un crimen cometido durante la postguerra española el cual produjo consecuencias en tres generaciones de la familia Alcalá y en aquellos que, de alguna manera se cruzaron en sus vidas durante cuarenta años. La trama de asesinatos, complots, secuestros, torturas y violencia machista, son algunos ingredientes de esa difícil novela.
“Un millón de gotas”, en verdad no me atrae pues tú mismo hablas de “mucha tortura descrita con pormenores desagradables”; con este excelente autor me ha sucedido como con Truman Capote, me bastó leer “A sangre fría”.
Me ha encantado tu blog.
Cordiales saludos.
Las novelas del autor siguen el mismo patrón: bien escritas, excelente documentación y tramas que se entrecruzan con muchos personajes.
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