Dos hombres que tuvieron destinos contrapuestos durante la Guerra Civil, dos amigas, muy amigas, cuyos caminos se separaron y llevan años sin saber una de otra. Son los personajes principales de la novela, cuyas historias se entrelazan en la narración.
Natalia y Carmen fueron amigas del alma, pero la segunda de ellas decidió cortar la amistad por miedo a las respuestas a una pregunta que bullía en su interior sobre su amiga, pregunta que nunca le hizo y que correspondía a algo que solo estaba en su imaginación.
Natalia, una chica insegura que encontró en Carmen casi una razón de vida, se ha estado preguntando toda la vida qué es lo que ocurrió. Ambas volverán a reencontrarse y aprovecharán para deshacer equívocos y saldar diferencias pendientes.
Natalia es periodista y, tras la crisis de 2008, se ve obligada a cerrar la pequeña agencia de comunicación que tenía. Consigue fondos para un trabajo sobre dos personajes casi anónimos que vivieron en primera persona la Guerra Civil. José Emilio, un cura joven de ideas avanzadas para la época que regresa al pueblo de sus padres en plena guerra, un pueblecito valenciano en el que ayudará a sus paisanos y se convertirá en amigo del director de las colonias infantiles. Todos le respetan y le quieren, aunque en teoría, estén en bandos opuestos, porque él se hace querer y respetar, a pesar de lo cual, un día aparece su cadáver en una acequia sin que nadie logre explicarse el porqué de aquel crimen perpetrado contra un hombre que no ha hecho mal a nadie, ni se ha significado políticamente en contra de la República.
Antonio, habitante del mismo pueblo que, tras huír con su madre a Francia al acabar la guerra, vivirá el tormento de los campos de refugiados y acabará en la Legión Extranjera, de allí, a las órdenes del general Leclerc, será uno de los integrantes de "La nueve", la compañía mecanizada, formada, entre otros, por republicanos españoles, que entraron los primeros en el París liberado y fueron borrados de manera vergonzante por la Historia.
Carmen Amoraga, al tiempo que narra una historia de superación de odios, en la que se cuentan algunas de las barbaridades de ambos bandos contendientes, sin renunciar a quedar claro quien era cada cual y a quien asistía la legalidad, reivindica la historia de los españoles que combatieron con los aliados en la Segunda Guerra Mundial y, por otra parte, nos relata la historia de estas dos amigas, su inexplicado desencuentro y la revelación de las razones del mismo, un relato en el que salen a relucir los sueños y las frustraciones de dos mujeres normales, gente del montón que representan los de tantas otras personas comunes en iguales circunstancias.
Una reflexión sobre la superación de páginas odiosas que no deben ser olvidadas, pero sí tratadas con cuidado cuando se circunscriben a las personas individuales que, en ocasiones se ven atrapadas en el marasmo que las rodea, que, aunque quisieran, no pueden dar la espalda a lo que les está tocando vivir, aunque muchas veces desearían escapar de su enrevesado destino.
Reivindicación de la amistad, del perdón y la comprensión (repito, no del olvido) para ponerse en el lugar de los demás, a reconocer y tratar de reparar las injusticias del pasado y esclarecer la verdad o las verdades ocultadas, borradas o tergiversadas de forma interesada y, también una llamada a acompañar con nuestra presencia y nuestra atención a los mayores que, muchas veces, solo nos piden que les prestemos nuestro oído.
No cabe duda que Carmen Amoraga tiene cierto gancho literario, que la han llevado a ser finalista del prestigioso premio Planeta. Esperemos que no sea tarde y que termine alcanzándolo. En esta novela, en concreto, la descripción que hace del periodo posbélico de nuestra guerra no está muy de acuerdo con lo que piensan los políticos de su mismo partido. Ella habla de superación de odios y acercamiento entre una bando y el otro, y los socialistas de hoy se empeñan en resucitar otra vez las dos Españas. Saludos
ResponderEliminarMás meritoria su posición teniendo en cuenta que no es una cualquiera en el Partido Socialista, ya que actualmente es Directora General de Cultura y Patrimonio de la Generalitat Valenciana. Claro que también en su momento, tuvo la vergüenza de renunciar a su acta de diputada en las Cortes Valencianas para dedicarse plenamente a su puesto de Directora General, no como hacen otros que no hacen sino acaparar cargos y prebendas.
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