Franz Biberkopf, sale de la cárcel después de una condena por homicidio dispuesto a convertirse en un hombre honrado. Venderá periódicos, pero acaba acudiendo a las malas compañías de antes, una pandilla de ladrones que se dedican a robar en almacenes para revender el producto de sus rapiñas. Tras el primer golpe en el que participa, uno de sus compinches, con la disculpa de creerle un delator, le empuja desde el coche en que huyen y es atropellado por otro auto que viene detrás, perdiendo un brazo como consecuencia del incidente. Franz parece encontrar de nuevo la paz, pero la vida está empeñada en negársela.
La novela, publicada en 1929, es considerada como un hito de la novela moderna y uno de los referentes de la literatura alemana de todos los tiempos. En sus más de 500 páginas, Alfred Döblin deja testimonio del Berlín de la época de entreguerras, extrapolable en muchos aspectos a muchas otras sociedades europeas del momento, sobre todo en lo que respecta al retrato de las clases desfavorecidas, la denuncia social, los juicios políticos o el temor ante el inminente triunfo del nacionalsocialismo. Además de su prosa rica en matices, juegos de palabras y enriquecedores diálogos, de cuando en cuando se trasladan literalmente todo tipo de documentos de la época: recortes de periódico, prospectos de medicamentos, anuncios, precios de lonjas y mercados, estadísticas de todo tipo, carteles callejeros... Todo ello integrado en la narración hábilmente y constituyendo un documento valioso de la vida diaria de las gentes de la época. Una época no tan lejana como pudiera parecer, de manera que muchos de sus juicios, de sus pareceres e incluso de las lecturas o dobles lecturas que puedan extraerse, siguen teniendo pleno vigencia hoy día.
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