Seis meses después de la desaparición en Tuscarora del empresario de Pensilvania Tom Gruneman (Robert Milli), su jefe, Peter Cable (Charles Cioffi), y su esposa, Holly Gruneman (Betty Murray), contratan al amigo de Tom, el detective privado John Klute (Donald Sutherland), para averiguar qué le sucedió a Tom, ya que la policía no ha podido hacerlo, a pesar de que John no tiene experiencia en casos de personas desaparecidas.
La única pista es una carta obscena mecanografiada que Tom supuestamente escribió a una aspirante a actriz y modelo que ejerce como prostituta en Manhattan, llamada Bree Daniel (Jane Fonda), quien admite haber recibido esas cartas de alguien, y que también recibió varias llamadas telefónicas misteriosas. La sospecha generalizada es que Tom fue uno de los últimos acompañantes de Bree, aunque ella dice no recordarlo cuando le muestran su fotografía. La actitud de Bree es la de ir contando verdades a medias, en parte como una necesidad financiera. En sus primeros encuentros, John y Bree hacen todo lo posible para ejercer su dominio psicológico sobre el otro, especialmente porque Bree inicialmente se negó a hablar con él. A pesar de su comienzo poco amistoso, se embarcan en una relación personal basada en la necesidad emocional, pero es una relación que Bree intenta sabotear debido a esos mismos problemas que la hacen recurrir a trucos. Mientras Klute sigue los pasos de Bree a través del mundo de la prostitución, sabe que se está acercando a encontrar la verdad cuando alguien continúa amenazando a la joven. Cree que la clave de la desaparición de Tom es un tipo violento que le propinó una paliza a la chica hace un par de años, antes de que Tom desapareciera, pero a quien ella no recuerda. Ambos se preguntan si serán capaces de descubrir su identidad y detenerlo antes de que intente matar a Bree, y si hay un futuro para ellos juntos.
Klute es un investigador que se aleja de los estereotipos del género, no hay acciones espectaculares, ni se ve sometido a peligros desmesurados, ni se dedica a alternar con chicas glamourosas. Es más bien un retrato de lo monótona que puede resultar esta profesión, siempre más cerca de la realidad que de la emoción y el misterio con que nos es presentada en otros films.
Bree es una mujer de su tiempo que, obviando la profesión que ejerce, intenta encontrar su propio camino, amante de su independencia, desconfiada con los hombres, en el fondo es un ser frágil con apariencia de fortaleza que cuando se relaciona con sus clientes, intenta llevar el control para evitar situaciones indeseadas.
Al final, la investigación se convierte casi en una excusa y la verdadera fuerza de la película se halla en el retrato de los personajes, en la introspección sobre sus psicologías y en un retrato de la ciudad de Nueva York en un momento de cambios políticos y sociales.
Es una película atípica dentro del género, hábilmente dirigida por Alan J. Pakula que se toma su tiempo en las descripciones y diálogos llegando, en algunos momentos a rozar el minimalismo.
Los amantes del género encontrarán un producto distinto a lo que se nos ofrece normalmente y ese es uno de los atractivos. Otro es ver la sensacional interpretación de Jane Fonda, que se llevó el primero de sus dos Oscar, con una réplica convincente y adecuada por parte de Donald Sutherland.
Que tal Trecce!
ResponderEliminarLa descubri hace pocos años de casualidad y me sorprendio gratamente. Buen cine setentero con un buen par de artistas, Jane Fonda siempre me ha parecido muy atractiva.
Saludos!
Aquí Jane se luce especialmente.
EliminarLa vi hace mil años, pero recuerdo las muy buenas interpretaciones de la pareja protagonista en una película que se sigue con interés a lo largo de todo el metraje.
ResponderEliminarEs original y muy bien interpretada.
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