En plena Guerra Civil, el general Grant (Stan Jones), ordena al Coronel Marlowe (John Wayne) y al Mayor Kendall (William Holden), que se internen con tres regimientos, tras las líneas enemigas, con el fin de sabotear y destruír vías férreas y cortar, de este modo, las líneas de abastecimiento de las tropas confederadas, entre las estaciones de Newton y Vicksburg.
En su recorrido de más de 300 millas, Kendall, un cirujano del norte, y el irascible Marlowe, tendrán sus diferencias y habrán de arrastrar con ellos, durante todo el recorrido a Constance Towers (Hannah Hunter), una atractiva rubia, alineada con la causa del Sur, para que no revele sus planes a los confederados.
Un triángulo marcado por las disputas y las diferencias, marcará el devenir de la película. Por un lado, Marlowe, un hombre hecho a sí mismo que ha conseguido llegar a donde está a base de esfuerzo y arrojo. En el ejército, sin pasar por West Point, ha conseguido llegar a coronel gracias a su valor y en la vida civil, ha llegado a ingeniero de ferrocarril, sin estudiar, ascendiendo desde peón.
Henry Kendall, que sí pasó por la academia, se considera un científico que se debe a quienes precisan sus atenciones médicas, antes que militar y, por fin, Constance Towers, que hará todo lo posible por obtener información que pueda servir a los suyos.
Poco a poco, los personajes se irán transformando y las diferencias dejarán camino a la comprensión.
El guión es una adaptación libre de un relato de Harold Sinclair sobre la incursión del coronel Benjamin Grierson desde La Grange, Tennessee, hasta Baton Rouge, durante 16 días, recorriendo 965 kilómetros, durante la campaña de Vicksburg, en abril de 1863. Esta incursión facilitó que Grant tomase Vicksburg y que la Unión ganase la guerra, aunque el film no hace mención a ello.
Hay personas que, a pesar de tener reconocimiento por la obra de John Ford, tienden a considerar esta películas como una obra menor que no alcanza el esplendor artístico de los grandes títulos que componen la filmografía del director americano, pero un análisis más detallado debe servir para situar esta obra dentro de ese grupo de películas de Ford donde se puede apreciar la madurez de un estilo que se plasma en los extraordinarios detalles que acompañan la descripción de unos personajes que sobresalen por encima de los tópicos del cine del oeste, para convertirse en referentes clásicos de una época y un cine cada vez más difícil de encontrar.
Con dos actores que están al nivel que se espera de las primeras figuras, la película reflexiona sobre el cumplimiento del deber y las cuestiones morales que, en ocasiones, se contraponen a este.
Escenas realmente brillantes y planos maravillosos, aunque es cierto que quizá, en algunos tramos, parece un tanto deshilvanada, hasta llegar a uno de los finales más hermosos y misteriosos del cine de Ford.
Otra maravilla más, situada entre las mejores, de acuerdo.
ResponderEliminarY es que tratándose de Ford, hasta algunas que ciertos "entendidos" califican de menores, resultan ser grandes películas.
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