El mismo día en que Antonio Villalta (Daniel Giménez Cacho), se enfrenta a seis toros en la plaza de Sevilla, su esposa dará a luz una niña.
Antonio ha sufrido una grave cogida y está siendo intervenido, mientras en otro quirófano, su esposa, Carmen de Triana (Inma Cuesta) muere al dar a luz. La niña es presentada a Antonio, pero este, que comprende lo que le ha ocurrido a su mujer, la rechaza.
Antonio arrastrará de por vida, secuelas muy importantes a causa de la cogida, que le mantienen en silla de ruedas.
La niña vivirá con su abuela materna, Doña Concha (Ángela Molina), hasta que esta fallece y la muchacha será llevada a la finca de su padre, donde es recibida por su madrastra, Encarna (Maribel Verdú), la enfermera que atendió a su padre en el hospital y que se casó con él, que la acoge con aparente simpatía, aunque la prohíbe terminantemente, subir al piso de arriba de la casa, donde está su padre, para a continuación mostrar su verdadera cara e instalar a Carmencita (Sofía Oria de niña y Macarena García de adulta) en una carbonera y encargarle de los trabajos más duros de la finca. Un día, persiguiendo a su gallo que se ha escapado, acabará entrando en la habitación de su padre que la reconoce y llora de alegría, mientras le pide perdón por haberla abandonado. A partir de ese momento, la niña acude cada día a ver a su padre, que la enseña a torear, observando con satisfacción la habilidad de esta con el capote.
Cuando fallece Antonio víctima de un "accidente" propiciado por la madrastra, esta enviará a la joven a buscar flores para la tumba de su padre en lo más profundo del bosque, donde Genaro (Pere Ponce), el chófer, tiene el encargo de acabar con su vida y aunque trata de asfixiarla, falla en el intento y Carmencita será recogida por unos enanitos toreros que la ayudarán a recuperarse y la llevarán con ellos en su espectáculo, que pasará a llamarse Blancanieves y los 7 Enanitos Toreros.
Rodada en color que fue desaturado para conseguir el efecto blanco y negro, es una película muda que adapta libremente el popular cuento de los Hermanos Grimm, ambientada en los años 20 en el sur de España.
Otro de esos casos en los que el realizador y guionista, ha de esperar y esperar (hasta diez años) para conseguir sacar adelante este singular proyecto, en el que la gestualidad de los intérpretes cobra especial relevancia al tratarse de una película muda. La verdad es que todos ellos están bastante bien, con una Maribel Verdú espléndida en su papel de mala malísima, con esos toques de dominatrix que le asigna el guión.
La historia está bien, te hace seguirla con interés, a pesar de que todos conocemos el cuento, pero Pablo Berger consigue darle algún que otro giro y cambiar un par de cosillas que tienen bastante importancia y aportan originalidad al relato.
Sin embargo, pienso que es uno de esos films en los que la forma puede con el fondo y en este, el espectador se ve sorprendido por la arriesgada propuesta de Berger y su film en blanco y negro que emula, con mucho acierto, las películas mudas.
Película interesante, entretenida y diferente que merece la pena ver.
Joder menudo drama, y me acuerdo yo perfectamente de esa colla de los enanitos toreros,y más de una vez los vi en la plaza de toros de Valencia.
ResponderEliminarSalud Trecce
Ahora un espectáculo de ese tipo estaría mal visto o directamente prohibido.
EliminarDesde luego no hay duda de que es una peli muy diferente a las haabituales.
ResponderEliminarY tan diferente.
Eliminar