April Latimer, es amiga de la hija de Quirke, Phoebe, y Phoebe teme que April esté muerta, por lo que decide pedir ayuda a su padre, para ver si logra enterarse de qué es lo que le ha podido pasar a su amiga para que desaparezca sin despedirse de nadie. La búsqueda de Quirke lo lleva rápidamente a un conflicto con la familia de la chica, con muchas y buenas conexiones en Dublín, un clan que sabe que el poder hace lo que quiere, que la ley tiene un precio, y que cuenta con un antepasado que es toda una leyenda de la independencia irlandesa. Quirke, persistente, recurre a la ayuda de un amigo policía, el inspector Hackett y ambos se enfrentarán al muro familiar que no quiere que el asunto se remueva.
La escritura tiene una elegancia y una ligereza que supera a la sencilla trama que, casi, pasa a ser lo de menos. Black evoca el Dublín que conoce con un amor que destila cierta amargura. La sensación es que Black le debe mucho a Ross Macdonald, Raymond Chandler o Georges Simenon, grandes escritores de misterio del período en el que John Banville ha elegido colocar sus propias incursiones en el género.
El libro está impregnado de cierto pesimismo temático al que da brillo la escritura y las descripciones que parece que iluminan la densa niebla dublinesa.
Buen libro por lo que dejas entender. Y el autor un veterano en las lides del suspense o la novela de intriga.
ResponderEliminarNo es de los que más me ha gustado de la serie de Quirke, pero la prosa del autor sigue siendo cautivadora.
EliminarSi todos los libros te los compras, tienes que tener una biblioteca que vale una pasta. jajaja.
ResponderEliminarSalud Trecce.
No, no todos son comprados.
Eliminar