Serie dividida en tres capítulos de hora y media de duración cada uno, nos cuenta la historia de los amores de Rafael Brull (Toni Cantó) y Leonora (Nina Agustí).
En el primer capítulo asistimos al regreso de Rafael a Alcira, tras un largo viaje por Italia, regalo de sus padres como premio a la finalización de sus estudios de derecho. Durante el último trayecto en tren, conoce a una misteriosa mujer, Leonora, de la que se enamora, pero ella, mujer muy baqueteada por la vida, no desea más que su amistad.
El segundo capítulo contempla la ascensión política de Rafael, que obtiene el acta de diputado en el Congreso de Madrid.
Leonora, le narra su vida, que ha conocido muchos pesares y también el éxito como cantante de ópera que la llevó a pisar los más importantes escenarios del mundo.
En el tercer y último capítulo, Rafael no tiene el coraje suficiente como para renunciar a su cómoda vida de hacendado y abandona a Leonora cuando están a punto de marcharse juntos. Se casará y seguirá renovando su acta de diputado, pero nunca podrá olvidar a su antiguo amor.
Dirigida por la cineasta Josefina Molina e interpretada en sus principales papeles por Toni Cantó, Nina Agustí, Mercedes Sampietro y José Manuel Cervino, fue estrena en TVE, el 27 de mayo de 1998. Al Principio se barajaron los nombre de Imanol Arias y Victoria Vera para los papeles protagonistas.
Además del tortuoso romance de los protagonistas, la serie recoge algunas de las constantes del pensamiento de Blasco Ibáñez reflejadas en la novela. Además del amor por su tierra, representado en la luminosa belleza del paisaje de los naranjales, la filmación retrata el caciquismo de los terratenientes, representado sobre todo en la figura del padre de Rafael, un tipo mujeriego y déspota que toma lo que le parece, incluídas las mujeres que se le antojan, sembrando de bastardos la comarca. Pero también otros aspectos de esta tierra, como las infaustas riadas o las fiestas en las que no pueden faltar la pólvora y la música.
Asisitimos a los enredos políticos, con amaños electorales y la poca vergüenza de algunos diputados que, una vez en Madrid, se dedican a cualquier cosa, menos a aquello por lo que fueron elegidos. La desidia de los asistentes a las sesiones parlamentarias, que se dedican a hacer pajaritas de papel y a charletas de cafetín mientras transcurren las intervenciones de sus colegas. Eso cuando asisten, pues también se nos ofrecen sesiones con casi todos los escaños vacíos. En la serie también queda reflejado el convencido anticlericalismo de Blasco por medio del debate parlamentario en que se dilucida si el Estado ha de seguir dando dinero a la Iglesia Católica.
Una serie bastante bien ambientada, con una fotografía que se beneficia del espléndido paisaje valenciano, con algunas imágenes realmente bellas y con unas actuaciones en las que destaca el buen hacer de los secundarios (José Manuel Cervino, Mercedes Sampietro o Fernando Conde) y un poco por debajo los protagonistas, Cantó un tanto pánfilo por momentos y Nina que en algunas escenas podría haber estado más contenida.
Entretenida y, sobre todo, una buena manera de acercarse a la obra de Blasco Ibáñez y al ambiente sociopolítico en la España de finales del XIX.
En los fragmentos de ópera que escuchamos, Nina fue doblada por la soprano Cármen González.
La leí cuando era un mozo de 18 años y me encantó Blasco Ibañez. Especialmente con su novela LA CATEDRAL.
ResponderEliminarAquellos escritores anticlericales, como Blasco o Baroja, lo eran con causa porque España era un latifundio de los arzobispos y cardenales. Según mis datos en aquella época el Primado de Toledo ingresaba por rentas de fincas arrendadas más que toda la Hacienda del Estado.
La diferencia con los actuales anticlericales es que aquellos no eran ni comunistas ni de ideología anarquista alguna. Se limitaban a denunciar una realidad que no les gustaba.
Nada que ver con la situación actual y encima tú me citas a dos auténticos fuera de serie, como escritores, pero más aún como intelectuales.
EliminarVi la serie de televisión que protagonizó Toni Cantó como bien dices, y leí hace mucho tiempo la novela. de Blasco Ibañez. He leído la mayoría de sus novelas. No sé si todavía la conservarán, porque cuando he pasado últimamente no me he fijado, pero sí todavía sigue en pie aún se podía ver la casa que tenía en la Malvarrosa en Valencia aunque por supuesto permanecía cerrada.
ResponderEliminarSalud Trecce.
Qué curioso.
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