A estas alturas, son muchos los que han visto en el protagonista de esta nueva novela del prolífico académico de la Real, un Alatriste redivivo, puesto al día, más cercano a los tiempos actuales, pero en la línea del capitán de los tercios, el personaje más conocido de Don Arturo hasta el momento.
Falcó es una novela de acción, que mezcla los típicos argumentos de la literatura de espías con un toque de noir y todo ello envuelto en unos hechos históricos que, como se advierte previamente al lector, no son respetados de manera literal, sino que el autor novela sobre esa base de personajes y hechos reales, modificando situaciones o dando por buenas otras que no se sabe si fueron así o no, hasta dar con el relato que pretende.
Pérez-Reverte se desenvuelve bien en este panorama, con un protagonista que tiene ese aire canalla que es lo que le aleja de algunos de los prototipos del género (el más conocido, James Bond) y le acerca a otros que pueblan algunas novelas que no son de espías, sino policiacas, como algunos de los relatos más conocidos de las series negras norteamericanas.
Lorenzo Falcó es un buscavidas que se mete en líos pero que tiene suerte para salir de ellos, en parte gracias a su instinto y en parte porque cae bien a cierto tipo de gente, a su jefe, que le sacó de una situación comprometida y le reclutó para los servicios de inteligencia de los golpistas que derribaron la República. Falcó también tiene éxito entre las mujeres, quizá esta parte de mujeriego, casi chuloputas, es la que menos me ha convencido por el abuso que, a mi juicio, hace de esta faceta el autor, parece que Falcó se va acostando con la primera que se pone a tiro y que hay una abundancia de este tipo de mujeres que a mí me pareció un poco exagerado.
A diferencia de Alatriste, que está amargado porque ha visto sus ideales traicionados, Falcó no tiene ideales, es un oportunista que, como mucho, obedece a cierto tipo de lealtades, esas que se dan entre quienes no las tienen (hampones, mafiosos, asesinos, trileros...), es decir que, como mucho, es leal a quien le ayuda, todo dentro de unos límites, pero no le importa dejar tirado a cualquiera cuando se lo ordenan o cuando hay que elegir entre su pellejo y el de otros.
La novela del autor cartagenero se desarrolla en los primeros meses de la Guerra Civil, cuando el cuartel general de Franco está establecido en Salamanca y por presiones de sus partidarios, desde los servicios secretos se organiza el rescate del líder de Falange Española, José Antonio Primo de Rivera, encarcelado por el gobierno legítimo en la prisión provincial de Alicante.
Falcó es enviado hasta allí, atravesando las líneas del frente, para coordinar el operativo en el que intervendrán tres falangistas de Cartagena, los hermanos Montero (Ginés y Caridad) y Eva Rengel. Cuando todo esté preparado y en día y hora convenidos, un pequeño grupo de falangistas, será desembarcado desde un submarino alemán y se unirá a los de tierra, reforzados por unos pocos más falangistas que serán los encargados de llevar los medios de transporte.
Pérez-Reverte, como queda dicho, mezcla realidad y ficción, se basa en los intentos reales que existieron de liberar a José Antonio, quizá el más conocido el protagonizado por los falangistas de la Vega Baja del Segura que, procedentes de los pueblos de Rafal, Orihuela, Callosa del Segura y Huerta de Orihuela, fracasaron y fueron detenidos o lograron escapar para ir cayendo la mayoría de ellos gracias a las listas de afiliados requisadas por el Frente Popular.
También hay otra cosa real que aparece en la novela, el comentario del poco interés de Franco por rescatar a José Antonio y es que entonces (y después de acabada la guerra), en ciertos sectores de Falange, se comentaba sotto voce, que al Caudillo le convenía más que José Antonio fuera fusilado.
Pérez-Reverte deja ver en la novela su preferencia, tantas veces demostrada en sus artículos periodísticos, por ese tipo de hombre bragado e idealista que se mueve por principios y no por intereses, en las páginas del libro, una vez y otra, se ensalza a los falangistas que están en el frente y se denigra a los emboscados de Salamanca que se dedican a conspiraciones de salón; a"limpiar" de elementos afectos afectos a la República, la nueva España que pretenden construír; y a lucir uniformes, camisas azules de encargo y botas bien lustradas en las reuniones sociales. Y lo mismo hace con los del otro lado, por un lado los que se la están jugando en el frente defendiendo los valores de una democracia que ven amenazada y, por otro, la sarta de aprovechados que se han quedado a 300 kilómetros de la línea de fuego, ajustando cuentas personales, saqueando o pavoneándose con el mauser en bandolera, como lo que son, matones de barrio disfrazados de anarquista, comunista o lo que convenga.
Buenas descripciones, como nos tiene acostumbrados el autor, acción trepidante y alguna sorpresa final (que no lo es tanto), para una novela entretenida en la línea de lo que nos tiene acostumbrados Pérez-Reverte.
Describes muy bien la trama y personajes de la novela. Yo me lo pasé muy bien leyéndola porque Reverte es un maestro en la intriga.
ResponderEliminarLa pintura de los tipos falangistas y los comunistas está bastante lograda.
Y lo de que Franco hizo lo poisible para no liberar a Primo de Rivera lo han dicho siempre los falangistas no pelotas, aunque fingiera que tenía un gran interés en ello. Lo cierto es que el Invicto sabía muy bien que no le convenía tener cerca a un gallo ccareando y exigiendo el mando de la zona nacional.
Por eso desterró al sucesor de Primo de Rivera, un tal Hedilla, que se alzó como Jefe de los Falangistas.
Manuel Hedilla fue el segundo y último Jefe Nacional de Falange Española, lo que vino después fue otra cosa, el partido único fundado por Franco que reunía a falangistas, requetés y otras facciones que integraban el bando nacional.
EliminarPrecisamente por no acatar el llamado Decreto de Unificación, no sólo fue desterrado, se le sentenció a muerte y su condena fue conmutada. Permaneció encarcelado durante cuatro años en Las Palmas y el 18 de julio de 1941 fue puesto en libertad condicional con la obligación de residir en Palma de Mallorca, como confinado gubernativo. Sin trabajo y sin recursos, Hedilla consiguió, por recomendación del Generalísimo, un empleo en Iberia y, en 1947, recibió el indulto pleno.
Conozco algunos de esos pueblos que mencionas de la Vega Baja del Segura. A Franco no le interesó que José Antonio siguiera vivo.
ResponderEliminarAbrazo Trecce.
De verdad Rafa, que cuando escribía los nombres de los pueblos, me estaba acordando de ti, porque suponía que te iban a sonar.
EliminarSe trata de una novela que podemos calificar de literaria y que, por lo tanto, tendrá su reconocimiento en la Historia de la Literatura Española. Pérez-Reverte es un maestro describiendo los escenarios donde se realizan las acciones. Sabe seducir a sus lectores con el retrato que hace de sus personajes, aunque tengan un perfil tan complicado como el de Falcó
ResponderEliminarQue tiene oficio, no vamos a descubrirlo ahora.
EliminarA ver cuanto tardamos en tener la segunda parte. A mi esta primera me ha gustado y creo que tal y como ha dejado el autor la trama, si comercialmente tira tendremos una segunda.
ResponderEliminarPérez-Reverte, ya ha "amenazado" con seguir con el personaje.
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