Mister Jack Lewis (Christopher Reeve) se dispone a viajar a su país, los Estados Unidos, y le sugiere a su mayordomo, James Stevens (Anthony Hopkins), que, durante su ausencia, podría coger su automóvil y pasar unos días fuera, en lugar de quedarse encerrado en la mansión de Darlington Hall, que mister Lewis adquirió tras la muerte de lord Darlington (James Fox), anterior patrón de Stevens.
Ahora, tras la transacción, la servidumbre la componen cuatro personas, muy pocas para tanto trabajo. Ante la posibilidad de contratar a una persona más, Stevens decide hacer el viaje y visitar a miss Kenton (Emma Thompson), a la cual cree, debido a una carta, deseosa de volver a la mansión, en la cual trabajó como ama de llaves antes de casarse, y que ahora vive separada de su marido.
Emprende, pues, el viaje, admirando el paisaje inglés, al tiempo que expone consideraciones sobre su profesión, recuerda a su padre, también mayordomo, y rememora el tiempo en que miss Kenton trabajaba en Darlington Hall. Por aquel entonces, se celebró en esta mansión una reunión extraoficial de personalidades influyentes con el fin de intentar que se mitigasen algunos aspectos del Tratado de Versalles, que, tras la Gran Guerra, oprimía en exceso a la derrotada Alemania, según la opinión de lord Darlington. Durante esta reunión, fue cuando murió el padre de Stevens, que debido a su avanzada edad, trabajaba en la mansión como ayudante de su hijo.
Tras varias jornadas de viaje y varias peripecias, Stevens llega finalmente a la ciudad donde vive miss Kenton, ahora mistress Benn. Allí se reúne con ella y tras un par de horas de conversación se entera que ha vuelto junto a su marido, y se da cuenta de que en realidad ella no tenía intención de volver a trabajar como ama de llaves en la mansión de Darlington Hall, que esto había sido solamente una deducción errónea por su parte. También descubre que se casó con mister Benn más para fastidiarle a él que por verdadero amor, pues ella había estado secretamente enamorada de él. Pero con el paso del tiempo sí ha llegado a amar a su marido, y ahora la hija de ambos está a punto de ser madre. Con la despedida, termina el viaje de ida de Stevens.
De nuevo el trío mágico Ismail Merchant, James Ivory y Ruth Prawer Jhabvala (productor, realizador y guionista respectivamente), toman una novela para trasladarla a la gran pantalla. En esta ocasión se trata de "Los restos del día" de Kazuo Ishiguro, escritor británico de origen japonés, que a partir de los seis años de edad vivió en Inglaterra, donde recibió una formación académica absolutamente occidental, desde la educación primaria hasta los estudios superiores, que cursó en la Universidad de Kent.
El film es a la vez una terrible historia de amor y una sobrecogedora visión de la impotencia que siente un ser humano cuando alcanza a comprender que ha renunciado a su vida a cambio de haber cumplido con lo que creía que era su deber.
Un retrato del estereotipo del mayordomo inglés, que sugiere que estamos tratando con una persona profundamente mutilada, con alguien que hace de una simple profesión, una represión de todo lo que tenemos de humano. Stevens se convierte en un ser anodino, seco y reprimido que deja de ser persona para convertirse en una triste sombra que deja pasar la vida por su lado, con sus posibilidades y sus desgracias, sin que lleguen a romper su cáscara. Todo ello, además queda subrayado por la contraposición a algunas de las personas que desfilan por su lado, capaces de llorar, de equivocarse, de tomar decisiones propias y de sentir impulsos, seres sencillos cruzándose en su camino, chicas que se enamoran y dejan el trabajo, amas de llaves que huyen buscando la felicidad, incluso nobles traidores que se arrepienten de su estupidez.
Estupendamente fotografiada y con una buena banda sonora, la película tiene una ambientación cuidada, típica de los trabajos de Ivory, con suntuosos interiores y unos exteriores que se benefician de la belleza de la campiña inglesa, con un verde casi insultante y algunas escenas estupendas y bien planificadas (recuerdo ahora el inicio de la jornada de caza).
Todos los actores están a la altura, con algunos secundarios que lo hacen realmente bien (James Fox, Peter Vaughan, Hugh Grant...), pero todo queda eclipsado por las brillantes actuaciones de Emma Thompson y, sobre todo, de Anthony Hopkins, realmente espléndido.
Un magnífico mosaico del modo de ser humano.
Buena película creo yo; a mí al menos me gustó.
ResponderEliminarAbrazo Trecce.
A mí también me gustó mucho.
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