viernes, 15 de julio de 2016

LA INSOPORTABLE LEVEDAD DEL SER

Tomas (Daniel Day-Lewis) es un seductor además de un prestigioso cirujano cuyas aspiraciones en la vida consisten en seducir al mayor número de mujeres a través de las cuales irá descubriendo y conociendo diferentes cosas. Al final, enamorado de Tereza (Juliette Binoche), a la que conoce en un viaje que realiza fuera de Praga para una intervención quirúrgica, incluso se casa con ella, pero no abandonará ese afán de conquista ni por supuesto a su amante por excelencia: Sabina (Lena Olin).
Tereza muestra un carácter frágil, parece etérea. Trabaja como camarera pero tras conocer a Tomas decide ir tras él y pasar así el resto de su vida juntos. Es Tereza la que decide no optar por la levedad y soportar el peso, es decir, soportar el hecho de que Tomas le sea infiel con tantas mujeres.
Sabina es una mujer independiente, bohemia y enamorada del arte. Es amante de Tomas y, al igual que él, tratará de soportar el peso de su existencia, llevando una vida lo más leve posible.
Sobre ella también llega a caer esa insoportable levedad del ser en el momento en que se va de Ginebra a vivir a América, ya que aquí no podrá vivir esos momentos de traición que vive con Tomas.


Basado en la obra del mismo nombre del escritor Milan Kundera, en la que el autor se enfrenta a sus fantasmas personales: el exilio, el totalitarismo y el desengaño. Y todo ello tras un aparente lenguaje claro y formal repleto, a su vez, de ironía y sarcasmo.


La película trata de recoger todo eso, la distancia existencial entre los protagonistas, sus distintas maneras de entender este viaje que es la vida y cómo enfrentarse a ella, con aparentes contradicciones que no son sino una búsqueda constante de nuestro lugar en el mundo, entre aquellos que nos rodean y a quienes queremos, cada cual a nuestra manera.
Anne Roth, uno de los iconos del cine contemporáneo, fue la encargada del vestuario, con música de Mark Adler y fotografía de Sven Nykvist, que acompañó a Igmar Bergman en algunas de sus mejores películas.
Creo que lo mejor del film son las actuaciones, una principiante Juliette Binoche que presenta sus credenciales para lo que será su posterior carrera, dando vida a un personaje de belleza etérea y algo naif; seductora y físicamente impresionante la sueca Lena Olin y un atractivo Daniel Day-Lewis, un tanto enigmático y con una mirada realmente hipnótica y hechicera.


Con una belleza formal que se recrea en algunas tomas y secuencias que, al final, hacen que la película resulte un poco larga, es una buena forma de acercarse a la historia de lo que entonces era Checoeslovaquia, que creo que retrata bastante bien, contraponiendo la alegría, el colorido, la música, las ganas de vivir de un país que se abre a la libertad y el duro despertar que supuso la invasión soviética que aplastó de raíz todos aquellos sueños y retrotrajo a la nación a pasados y oscuros tiempos que se creían superados y olvidados.
Aunque la novela de Kundera es difícil de adaptar a la pantalla, a pesar de lo que algunas críticas apunten, creo que el trabajo de Philip Kaufman es un buen intento de trasladarla a la pantalla y que deja suficientes argumentos para la reflexión.




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