sábado, 25 de abril de 2015

POESÍA (SAN JUAN DE LA CRUZ)

Nacido como Juan de Yepes Álvarez, adopta el nombre de Fray Juan de San Matías al ingresar en el convento de los Padres Carmelitas de Medina, para tomar el definitivo de Fray Juan de la Cruz en 1568, cuando funda en Duruelo el primer convento de Descalzos de la rama masculina del Carmelo Descalzo.
La noche del 3 de diciembre de 1577 Juan de la Cruz es apresado y trasladado al convento de frailes carmelitas de Toledo, donde es obligado a comparecer ante un tribunal de frailes calzados para retractarse de la Reforma teresiana. Ante su negativa, es recluido en una prisión conventual durante ocho meses, en los que se verá sometido a toda clase de vejaciones (hasta el punto que muchos años después, aun guardaban sus espaldas contraídas las cicatrices de los disciplinazos con que se ensañaba la bárbara incomprensión de los calzados).
Durante este periodo de reclusión escribe las treinta y una primeras estrofas del Cántico espiritual (en la versión conocida como protocántico), varios romances y el poema de la fonte, y los canta en su estrecha reclusión para consolarse.
La obra de San Juan de la Cruz ha sido, desde siempre, enfocada desde dos perspectivas, la teológica y la literaria, que, en muchas ocasiones, se han presentado mezcladas.
Combinando la antigua simbología del Cantar de los cantares con las fórmulas propias del petrarquismo, produjo una rica literatura mística, que hunde sus raíces en la teología tomista y en los místicos medievales alemanes y flamencos. Su producción refleja una amplia formación religiosa, aunque deja traslucir el influjo del Cancionero tradicional del siglo XVI, sobre todo en el uso del amor profano (las figuras del amante y de la amada) para simbolizar y representar el sentimiento místico del amor divino.
San Juan utiliza determinados recursos estilísticos con una profusión y madurez poco frecuentes, dando un nuevo y más profundo sentido a las expresiones paradójicas  y a las exclamaciones estremecedoras  habituales en los cancioneros. Además, emplea símbolos como la casa o morada, la noche, la luz, la fuente, la oscuridad, la caza de cetrería, la caída, el vuelo, los animales, etcétera.
Lo que mejor define su poesía es su extraordinaria intensidad expresiva, gracias a la perfecta adecuación y el equilibrio de cada una de sus imágenes.
La poesía de Juan de Yepes constituye el punto de encuentro de una larga tradición literaria. Su lírica integra tradiciones literarias de distinto origen que, aunadas por el escritor en sus textos, van adquiriendo significados y valores múltiples que sobrepasan aquellos que tenían en su origen.
El influjo de la Biblia es fundamental en su poesía, en tanto actúa como molde y catalizador del resto de lecturas que conforman el bagaje cultural de San Juan. Particularmente, resulta trascendental en el Cántico, cuyo simbolismo e imágenes tienen su origen en el Cantar de los cantares.
Sea como fuere, su poesía y particularmente "El Cántico Espiritual", es tenido por uno de los monumentos cumbres de la poesía universal, estudiado y glosado por autores de todo el mundo y todas las lenguas.
Como he leído en una edición del Cántico: siendo palabras divinas, porque el espíritu de Dios hablaba por su boca, las que el santo ha dejado escritas, no han de comentarse sino por quien para ello tenga la necesaria autoridad.
Y yo añado, léanlo, háganlo con calma, saboreando cada estrofa, cada verso, disfrutando y admirando la calidad y la altura literaria y estilística del autor de Ontiveros, el hombre humilde que habló con Dios como nadie ha sabido hacerlo.



2 comentarios:

  1. En San Juan de la Cruz, uno no sabe en qué destaca más, si en la poesía o en la doctrina teológica que en seña. Literariamente, su poesía es insuperable. Pero es que, además, es toda ella un tratado excelso de teología y de espiritualidad.

    ResponderEliminar