Esta obra supone una sorpresa para quienes nos acercamos a leerla, porque de buenas a primeras nos encontramos con una colección de relatos, cuando en nuestra mente tenemos solamente la historia de Mowgli que identificamos con el título del libro. Es cierto que Mowgli y sus aventuras ocupan la mitad del libro, pero allí encontramos otros cuentos no menos atractivos que este, a pesar de que sean más cortos y menos conocidos, todos ellos con animales que tienen su propio lenguaje con el que se comunican entre sí y que están dotados de una cierta inteligencia que les permite pensar y tomar decisiones. Los relatos de estos animales humanizados que conviven en armonía, unas veces y enfrentados, otras, con el hombre, son estos:
"Quíquern", protagonizado por un esquimal y por su perro de trineo.
"La foca blanca", protagonizado por una foca del citado color, que desea salvar a sus congéneres de las matanzas que los humanos hacen de ellos, y busca por todo el mundo un santuario virgen para su raza.
"Rikki-tikki-tavi", que es el nombre de una mangosta, la cual halla acomodo en el jardín de una familia, y en muestra de fidelidad y agradecimiento se propone limpiarlo de cobras y otras serpientes peligrosas, jugándose la vida en el empeño.
"El milagro de Purun Bhagat", la historia de Purun Bhagat, un hindú criado a la inglesa, que abandona su alta posición social y su celebridad en ambos mundos para vivir como un santón.
"Toomai de los elefantes" es la historia de Toomai, el jovencísimo descendiente de un linaje de mahouts (conductores de elefantes) y de su magnífico elefante Kala Nag. Toomai desafiará la voluntad de su padre, pues desea ser cazador de elefantes salvajes y no mahout.
"Los servidores de Su Majestad", en el que mulos que cargan con piezas de artillería de montaña, entre ellos el joven Billy; Dos Colas, el elefante que arrastra el más pesado de los cañones, una pareja de bueyes que también transporta cañones, o el caballo de Dick Cunliffe, que van todos ellos a participar en la gran parada militar ante el Virrey de la India y los camellos que forman parte del séquito que acompaña al Emir de Afganistán, dialogan sobre sus hazañas, sus pesares, su entrega a los deseos de sus dueños y los peligros que corren en las batallas.
En cuanto a la historia de Mowgli, apuntar que el protagonista no es exactamente como nos lo pinta la edulcorada película de Disney, ni sus amigos y protectores Baloo y Bagheera, tienen demasiada semejanza en sus caracteres con los que se nos relatan en la película.
Muchos han querido ver en El libro de la selva y sobre todo en el relato de Mowgli, un paralelismo con el Imperio Británico y sus normas, pues Kipling era un convencido defensor del imperialismo británico. Nos pinta una sociedad, la de la selva, con sus leyes, que han de cumplirse y precisamente quienes no las acatan (los monos), se nos presentan como seres problemáticos y peligrosos para la convivencia pacífica.
Al final de "Los servidores de Su Majestad", uno de los oficiales asiáticos llegados con el Emir, pregunta a un oficial indígena, cómo han logrado el prodigio de que todos los animales se muevan en la parada militar con tal precisión.
––Se ha dado una orden y luego se ha acatado.
––¿Pero es que los animales son tan inteligentes como los hombres? ––preguntó de nuevo el jefe.
––Obedecen, como los hombres.
––¡Si hubiera algo parecido en Afganistán! ––exclamó el jefe––. Allí nadie obedece más que su propia voluntad.
––Y por eso ––comentó el oficial indígena––, vuestro emir, a quien no obedecéis, debe presentarse aquí para obedecer las órdenes de nuestro virrey.
En cualquier caso, todos los relatos comparten su ubicación en la naturaleza, en lugares salvajes, y con el hombre (y los mismos animales, a veces), viviendo en precarias condiciones y sometidos a peligros de todo tipo.
Un libro bonito, con hermosas descripciones y pasajes de gran belleza, que nos presenta la naturaleza tal como es, llena de encanto, pero al mismo tiempo, cruel y despiadada, porque la vida de unos depende de la muerte de otros.
Bonito y muy entretenido.
ResponderEliminarSaludos Trecce.
Lo es, en efecto.
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