En 1912, el meteorólogo y geofísico alemán Alfred Wegener, comenzó a usar el nombre de Pangea para denominar al supercontinente que hace millones de años, aglutinaba la casi totalidad de la superficie terrestre emergida de los océanos. Wegener era el principal autor de la teoría de la deriva continental, unos postulados que no serían totalmente aceptados por la ciencia oficial hasta finales del pasado siglo XX.
En 1939, las autoridades del Reich alemán, organizan una expedición al archipiélago de las Svalbard, perteneciente al reino de Noruega. ¿Por qué estas islas?, fácil, en esos años, la principal industria de las islas eran las minas de carbón, todos conocemos el origen vegetal del fósil y en el archipiélago no hay ni un sólo árbol, lo que viene a confirmar la teoría de la tectónica de placas, así que la expedición iba en busca de evidencias sobre la existencia de Pangea.
De la misma forman parte integrantes de varias naciones, alemanes, por supuesto; ingleses; un sueco experto en explosivos; el capitán, un noruego borrachín y algunos marineros rusos.
Estando abordo reciben la noticia telegráfica de la invasión de Polonia por las tropas alemanas y la posterior declaración de guerra por parte de Gran Bretaña y Francia. Las tensiones en el barco se desatan y la convivencia se rompe hasta extremos dramáticos.
Los tripulantes y los científicos, a pesar de los esfuerzos del director del proyecto por que la ciencia prime sobre la política, van tomando partido por uno u otro bando y se suceden detenciones y muertes. El film, desde sus inicios en los que parece que va a ser un film de aventuras, va tomando el cariz de un thriller, en el que los conflictos entre los embarcados se suceden. Uno de ellos es nazi, otro, como alemán, se ve "obligado", en parte por miedo a represalias, a secundarle, mientras la tercera científica alemana, se ha enamorado del sueco, con lo que el enredo está servido, si bien en contados momentos se consiguen explotar las posibilidades que presenta.
La película no es nada del otro mundo, un ejercicio en el que lo más interesante es un cierto aire de cine europeo transnacional, en el que los miembros de los diferentes países, mantienen su idioma; quizá un filón que habría que explorar más para ofrecer productos que compitieran con el cine de Hollywood.
Las actuaciones, correctas, con algún papel, como el del científico británico, judio, que ofrece más matices, pero en el que las cosas van resultando demasiado previsibles.
Creo que buena parte de que la peli no acabe de arrancar y de que los actores no se luzcan especialmente, se debe a la pobreza del guión, en una película que podría haber dado bastante más de sí y con una historia de fondo que ofrecía muchas posibilidades.
Por cierto, los efectos especiales, los disparos, las muertes, la huida de los prisioneros, etc., dan un poco de pena, porque parecen de otra época en la que había menos medios.
Entretenida, sin más.
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