El 5 de junio de 1968, el hotel Ambassador de Los Ángeles es un cosntante ir y venir de gentes variopintas, en el edificio está el cuartel general de la campaña del senador por Nueva York Robert "Bobby" Kennedy, en su carrera por ser el candidato demócrata a las elecciones a la presidencia de 1968, las primarias de California se antojan cruciales para conseguir su objetivo.
El hotel, mientras tanto, continúa con su día a día, esta vez alterado por las circunstacias y por lo que se prevee será una larga noche a la espera del resultado del escrutinio. Muchos de los trabajadores, habrán de soportar doble turno, lo que provoca descontentos, pero los responsables del establecimiento se afanan para que todo siga su curso y la gente alojada en él, reciba el mejor trato posible.
Las personas involucradas en la campaña, también se afanan en su trabajo, saben que cada voto puede ser decisivo, pues los márgenes que barajan las encuestas son mínimos.
Todo este mosaico de personas procura convivir con sus propias inquietudes, miserias, sueños y esperanzas que, al menos durante el tiempo que dediquen a su labor profesional, quedarán en un segundo plano ¿o quizá interfieren en sus tareas?
El actor Emilio Estevez, sí ese que es hermano de Charlie Sheen e hijo de Martin Sheen, es el realizador de esta película, alrededor de cuyo proyecto estaba trabajando desde siete años atrás, sin acabar de encontrar financiación.
Con un formato que me ha recordado el de aquellas teleseries de gran éxito en los 80 como "Hotel" o "Vacaciones en el mar", el guión nos cuenta una serie de pequeñas historias de personajes que están alojados o trabajan en el Ambassador, muchas de ellas, estereotipos que sirven para acercarnos a las inquietudes y formas de vida de la clase media americana del momento y, sobre todo, a los problemas que les acuciaban y cuyas soluciones formaban el eje central del discurso del joven Kennedy: la guerra, de la que muchos conocidos han regresado en una bolsa de plástico; los problemas de las minorías; el racismo; la inmigración ilegal; la liberación femenina; la conservación del medio ambiente...
Con un plantel de intérpretes en el que cada uno supera en renombre al anterior, Estévez se revela como un eficaz director de actores, pues si cuenta con la ventaja de tener a sus órdenes gente que conoce de sobra su trabajo, todos sabemos que esto no deja de ser un arma de doble filo. En la película vemos a gente de tan conocida como Harry Belafonte, Laurence Fishburne, Heather Graham, Anthony Hopkins, Helen Hunt, Shia LaBeouf, Lindsay Lohan, William H. Macy, Demi Moore, Freddy Rodríguez, Martin Sheen, Christian Slater, Sharon Stone o Elijah Wood.
Todos ellos tienen su momento, algunos con intervenciones más relevantes que otros y, aunque quedemos subyugados por la enterpretación del siempre seguro Anthony Hopkins o el protagonismo que en este film tiene William H. Macy, me han llamado poderosamente la atención dos mujeres, una encantadora y desconocida Lindsay Lohan y la buena interpretación de Sharon Stone. Pero todos ellos, rayan a gran altura, incluso los que menos minutos tienen, todos están de sobresaliente y es una delicia verlos desfilar por el film.
Paciente trabajo de montaje para ir alternando las imágenes de archivo y la ficción de la película. El mensaje del senador demócrata nos llega alto y claro y consigue hacernos comprender por qué aquella nación que vivía momentos tan controvertidos, puso buena parte de sus esperanzas en aquel hombre con ideas nuevas y un discurso sincero y por qué tanta gente lloró cuando se enteraron de que los disparos de Sirhan Bishara Sirhan habían segado la vida de otro Kennedy.
El film no deja de ser un homenaje a la figura del desaparecido Robert Kennedy, pero está llevado a la pantalla de forma original, sin efectismos, aunque haya críticas que vean una especie de panfleto, algo con lo que no estoy de acuerdo.
El compendio de historias humanas contribuye a ese homenaje que llega a emocionar por lo sentido, al tiempo que sencillo del mismo.
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