Austria, década de los 30 del pasado siglo. Una joven llamada María (Julie Andrews), está fracasando en su camino para llegar a ser monja. Cuando el capitán de la Armada Georg Von Trapp (Christopher Plummer) escribe al convento solicitando una institutriz que sea capaz de gobernar a sus siete hijos, María es elegida para el trabajo.
La esposa del capitán falleció y él se ausenta de vez en cuando del hogar que gobierna como si de un barco de guerra se tratara. Los niños están resentidos y descontentos y para llamar la atención de su padre, hacen la vida imposible a las sucesivas institutrices que no duran demasiado en su empleo.
Cuando María llega se encuentra con la misma hostilidad,pero su amabilidad, comprensión y sentido de la diversión hace que pronto sientan verdadera devoción por ella que ha traído a sus vidas la alegría que tanto necesitaban.
Película basada en un musical muy exitoso que Ernest Lehman adaptó para la gran pantalla, con un guión que aparte de otras virtudes o defectos y además del componente musical, tiene la suficiente fuerza para trasladarnos otras reflexiones, como la crítica al nazismo, la exaltación del patriotismo o la importancia de la familia y de sus valores.
Las canciones son maravillosas y muy pegadizas, y las actuaciones, sobre todo la de Julie Andrews y las de los niños, muy conseguidas, pero al tiempo, muy bien acompañadas por el resto de actores principales, sobre todo Eleanor Parker y Richard Haydn y, quizá un poco menos por Christopher Plummer.
La fotografía aprovecha los espléndidos paisajes de las montañas austriacas.
Magnífica la dirección de Robert Wise, un tipo que dominaba el género y sobre todo estas películas en las que uno no se limita a ver una sucesión de cantos y bailes, sino que nos van contando una historia con toda la fuerza que esta pueda tener, y lo cierto es que tiene algunos buenos momentos, como las escenas en las que la Baronesa muestra sus celos por María, o todo el episodio de la huida hacia Suiza.
El film nos trae recuerdos de infancia, pero sigue divirtiéndonos de mayores, con una banda sonora que ha pasado a la historia como una de las mejores, con esas canciones que todos hemos tarareado y seguimos y seguiremos haciéndolo.
Síntoma del panorama teatral madrileño. En escena, versión teatral española. La imaginación al poder.
ResponderEliminarSí, yo también me he quedado un poco sorprendido de que ahora la estén reponiendo a bombo y platillo como si fuera lo más de lo más.
EliminarTodo un clásico y como bien dices nos trae muy buenos recuerdos.
ResponderEliminarSaludos Trecce.
¡Ay, esa magia de la infancia!
EliminarPero con un final de lo más previsible.
ResponderEliminarComo no podía ser de otro modo, supongo.
Eliminar