Cuando las tropas aliadas desembarcaron en Normandía y comenzaron su avance por territorio francés, también comenzó el sufrimiento de mucha gente que no estaba participando en los combates.
Unos cuantos miles de civiles franceses sucumbieron a los bombardeos aliados y otros muchos se quedaron sin nada, sin casa, sin ganado o con las cosechas destruídas. Ya se sabe, los daños colaterales.
Se saldaron también algunas cuentas personales, había muchas cosas de las que vengarse, pero la ofensa moral de la venganza, ocultaba también cierto grado de oportunismo político y personal.
Los grupos de la Resistencia quitaron la vida a unas 6.000 personas antes de que los alemanes se retiraran. Luego, en la llamada épuration sauvage o "purgas no oficiales", fueron asesinadas al menos 14.000 personas más.
Pero siempre hay alguien que paga el pato a precio doble, normalmente los más débiles, ya se sabe, niños y, sobre todo, mujeres.
Las estadísticas que quizá resulten más reveladoras son las de Bretaña, donde una tercera parte de las personas asesinadas fueron mujeres. Algo exraño a primera vista, si tenemos en cuenta que entonces la guerra era una cuestión puramente de hombres ¿Cuál era la razón para este elevado número de mujeres represaliadas?
Estas mujeres eran acusadas de collaboration horizontale, vamos de haberse acostado con soldados alemanes. Algunas eran prostitutas que habían ejercido su oficio tanto con alemanes como con franceses. Otras eran chicas un poco simples y muchas más eran madres jóvenes cuyos maridos estaban en campos de prisioneros de guerra alemanes. Carentes de medios de subsistencia, su única esperanza de conseguir comida para ellas y para sus hijos durante aquellos años de hambruna había sido aceptar la relación con un soldado alemán.
Tras la humillación que suponía que les afeitaran la cabeza en público, las tondues (las rapadas o pelonas) solían ser obligadas a desfilar por las calles, a veces al son de un tambor. Algunas eran untadas de alquitrán, otras iban medio desnudas y a algunas les pintaban la cruz gamada en el cuerpo.
El historiador americano Forrest Pogue observa a propósito de las víctimas: ...su aspecto, en manos de sus sayones, era el de un animal acosado.
El coronel McHugh, cerca de Argentan, comunicó: Las colaboracionistas eran castigadas además a una especie de carrera de baquetas, en la que les propinaban una buena paliza.
Este feo carnaval, asqueaba a más de uno que, con el paso de los años, reconoció que deberían haber hecho algo por algunas de aquellas pobres mujeres, pero todo el mundo callaba por miedo a ser tachado a su vez de colaboracionista, agachaban la cabeza y miraban para otro lado.
Existía una especie de ritual establecido poco después del Día D. En cuanto una ciudad (incluso pueblos pequeños) era liberada por los aliados, los esquiladores se ponían manos a la obra. A mediados de junio, el primer día de mercado tras la toma de Carentan, una docena de mujeres fueron rapadas en público. En Cherburgo, el 14 de julio, un cargamento de mujeres jóvenes, en su mayoría adolescentes, fueron paseadas por las calles en un camión. En Villedieu, una de las víctimas fue una mujer que simplemente había trabajado como limpiadora en la Kommandantur. En otros lugares, a algunos hombres que habían trabajado voluntariamente en fábricas alemanas, también les afeitaron la cabeza, pero aquello solía ser una excepción. Las mujeres eran casi siempre el primer objetivo. Aquellas mujeres eran, sencillamente, el chivo expiatorio más fácil y más vulnerable, en particular para los hombres que deseaban ocultar su falta de credenciales en la Resistencia.
Se aprovecharon de mala manera de la debilidad del sexo débil.
No entro en si aquellas mujeres eran culpables de algo, alguna de ellas lo sería, otras serían culpables de tener hambre o de querer alimentar a sus hijos o, sencillamente, era envidia que disfrazaron de ofensa moral. Pero la humillación exagerada a la que fueron sometidas, quitaba a sus verdugos cualquier razón que pudieran tener previamente.
Alguien dijo en 1944: La France sera virile ou morte. Debería haber añadido: Mujeres, echaos a temblar.
Hola Trecce: la humillación de la guerra y sus fechorías también es sexista. Terribles hechos pero no hay que irse lejos,esas cosas pasaron aquí y no sé si alguna vez nos enteraremos.La Memoria Histórica incluía todas estas barbaries,sea el número que sea de mujeres.Yo quiero saber nuestra historia también. Saludos Trecce ¡feliz fin de semana!
ResponderEliminarSea como fuere, lo que está más que claro es que los débiles se llevan la peor parte cuando las cosas vienen mal dadas y pagan las culpas de todos.
EliminarTerrible pero esto es lo que trae las guerras y las locuras de cuatro chiflados. Y la Segunda Guerra Mundial fue a todos los niveles el mayor desastre de la Humanidad. Saludos Trecce.
ResponderEliminarMás que cuatro chiflados, Rafa, los "valientes" de siempre, que aparecen sólo cuando el peligro ha pasado y se ceban con quien no puede defenderse para hacer méritos.
EliminarNormalmente el que más grita es quien debiera estar más callado.
Hola Trecce: más que hablar de débiles o fuertes,si me permites, yo hablaría en las guerras de cobardes y de victimas.La debilidad no es un término que se pueda relacionar con mujeres, con niños sí.No somos más débiles las mujeres que el pobre que cae asesinado siendo varón en una guerra.Lo que sí utilizan los cobardes y violentos con nosotras es lo que para ellos es más humillante por ese concepto tan machista; desde violaciones, a estos deleznables espectáculos bélicos. Aprovecho aquí también para denunciar las violaciones a las niñas de Libia por parte de los rebeldes,ha sido asqueroso lo que han hecho con ellas.Más saludos.
ResponderEliminarRecientemente he visto una serie de documentales bastante buenos en la 2 titulados Apocalipsis sobre la II Gran Guerra y quitando la parte de chauvinismo que se percibía- eran franceses- resultaban bastante completos y muy buenos, pero como casi todos se centraban más en el desarrollo de las distintas batallas y en las estrategias de unos y otros, este tipo de cosas que comentas hoy, siempre quedan relegadas o sólo merecen mención.
ResponderEliminarSaludos.
Sí, las vergüenzas se tapan.
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