Una prostituta es asesinada cerca de un parque de los suburbios de Roma, junto al Tíber. La policía comienza a investigar el crimen y, pronto, surgen los primeros sospechosos a los que no tardan en detener e interrogar. Un joven sin empleo, un macarra que vive mantenido por una mujer que explota a las prostitutas, un soldado obsesionado por el sexo y unos jóvenes que necesitan dinero para preparar una comida son los personajes a quienes la policía intentará sacar la verdad. Sin embargo, las versiones son, en muchos aspectos, tan distintas que parece que nadie se acuerde, a ciencia cierta, de lo que hacía la noche del crimen.
Debut cinematográfico de un jovencísimo Bernardo Bertolucci que le valió el reconocimiento de buena parte de la crítica, apreciando en su trabajo el indicio claro de que se podían esperar grandes cosas de aquel realizador novel que ahora se presentaba.
La peli tiene algun detalle de esos que denotan la bisoñez del autor, pero para los 21 ó 22 años que entonces tenía, no deja de ser un cierto prodigio.
Desde el primer momento vemos la influencia clarísima de Pasolini (autor de la historia y firmante del guión), pero no sólo en los grandes rasgos, sino en muchas de las cosas pequeñas que conforman la cinta.
Hay que señalar, sin embargo que el realizador deja el sello propio en muchas cosas trascendentes, por ejemplo algo tan esencial en la estructura del film como es la forma en la que se desarrollan los interrogatorios de los sospechosos.
No es un film con protagonistas principales, en realidad es un cuadro en el que se pretende retratar una parte de la sociedad romana del momento, formada por un puñado de desheredados y de personajes marginales (ladrones, vagos, proxenetas, prostitutas...) En sus interragotorios lo que relatan, en realidad, son sus propias historias, historias de pobreza y marginalidad que poco o nada tienen que ver con el crimen en sí mismo.
Los actores, en muchos casos, eran gente con poca experiencia (en los casos en que tenían alguna), pero en todo momento, quizá en parte por eso mismo, alcanzan niveles altos de credibilidad y la propia ciudad, los suburbios y las zonas marginales, se convierten en un actor más del film.
La película desde luego, no es nada fácil para un debutante y es admirable la valentía y las ganas de hacer cine de este hombre cuando se puso al frente del proyecto que se le ofrecía. Cuenta el propio Bertolucci que era el miembro más joven del equipo y que no podía pensar en el primer día de filmación sin sentir escalofríos; cuando un camarógrafo me preguntó -dice- ceremoniosamente donde debía posicionar la cámara, experimenté uno de los momentos más tensos de mi vida.
Una de las cosas que me llamó la atención es lo bien utilizada que está la banda sonora, de Piero Piccioni y Carlo Rustichelli.
Como algunas otras pelis de las llamadas de autor, aquellas en las que el realizador hace el cine que él quiere y bajo su visión particular, la película no es para todo el mundo, que no se vea en esto nada pedante, por favor, pero algo que me fastidia mucho es que la gente vea una peli porque es de tal o cual director o porque hay que verla.
Una vez dicho esto, añadir que el film no se hace pesado y que resulta muy interesante.
La commare secca (la muerte en argot romano)la presentaron a la Mostra de Venecia. Dice Bertolucci en una entrevista que le hizo Carlo Tabliabue para Framework que entre pitos y aplausos le gritaban, dada su juventud, "Al reformatorio, al reformatorio". Unos días antes le habían dado el premio Viareggio de poesía por una recopilación de poemas escritos entre los 14 y los 21 años, titulada In cerca del misterio. Precoz sí fue.
ResponderEliminarDesempolvar estas pelis, amigo Trecce, tiene aquel talante cineclubista secular.
Para mí ha sido un auténtico disfrute.
ResponderEliminarNo la he visto, a propósito. No la tenía apuntada por las críticas regulares que la tachaban de demasiado influenciada por Pasolini (ya lo dices tú, pero parece que eso no es demasiado importante)con quien trabajó el joven Bertolucci. La apunto, y le pongo un asterisco, vamos a darle una oportunidad.
ResponderEliminarSaludos!
Mi particular opinión es que merece la pena.
EliminarHola Trecce: hoy al ver esta entrada es como si uno volviera a casa,un gusto total ante el cine mediterráneo.Bertolucci era hijo de un poeta,profesor y crítico de cine,algo tuvo que influir ,claro que Bernardo B. fue también un poeta místico,escritor,director y productor de cine.Y también un hombre comprometido con sus ideas.
ResponderEliminarA mi hay películas de él que jamás las olvidaré.Y es cierto la banda sonora http://youtu.be/uOIvLFr_2BY
Saludos Trecce
De hecho, como bien apunta Manuel, poco antes había recogido el premio Viareggio de poesía.
ResponderEliminarqué iglesia es la de al portada? Es una maravilla.
ResponderEliminarEs la catedral de Zamora.
EliminarEs una maravilla, sin falta tengo que ir a Zamora.
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