Esquilo conforma, junto con Sófocles y Eurípides, la gran tríada de dramaturgos atenienses.
Cuenta la leyenda que Esquilo murió como consecuencia del impacto de una tortuga (más bien de su caparazón), que un águila dejó caer sobre su cabeza cuando el griego estaba meditando sentado en medio de la campiña. Se supone que el águila debió confundir la cabeza calva del dramaturgo con una roca y que lo que quería era quebrar el caparazón de la tortuga para comerse al pobre animal.
Otras versiones de la misma historia, dicen que el ave en cuestión, era un quebrantahuesos, animal muy aficionado a valerse de este método para romper el envoltorio y comerse el contenido.
Da igual águila o quebrantahuesos, porque lo curioso del relato es que que, allá por el 457 antes de Cristo, poco antes de su muerte, el oráculo le vaticinó a Esquilo que moriría aplastado por una casa. Por eso decidió irse a vivir fuera de la ciudad.
Pues se fuera a vivir donde se fuera de poco le sirvió, porque la cascó. Saludos.
ResponderEliminarAl final aquí nadie quedá perpetuamente.
ResponderEliminarPero a la tortuga la salvó la filosofía.
ResponderEliminarLeed en su honor "Los persas", la obra literaria de mayor antigüedad que se conserva, y no esa mierda de representación que presentaron la temporada pasada por todos los teatros subvencionados de España y cercanías.
ResponderEliminarVete a saber en qué acabó el porrazo que se llevó la pobre tortuga, Último.
ResponderEliminarPor algo será que el teatro clásico ha pervivido hasta hoy y además da gusto ver una representación de esas obras. Siempre que no les de por hacer una adaptación de las que lo lo estropean todo.
ResponderEliminarEsta claro que cuando te toca sea una teja o el caparazón de una tortuga hay muertes de risa y con perdón. Lo que es el destino del ser humano..nadie puede huir de su destino tarde o temprano cuando es tu hora no hay tu tia.
ResponderEliminarLos quebrantahuesos se llaman así por algo, está claro el porque,jajajaja.
Saludos TRECCE
Al final se cumplió el oráculo.
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