...el propio Bahlul fue quien, entrando un día en la tienda de campaña de Harú Al-Raschid, que regresaba de una expedición guerrera, le encontró sediento y pidiendo a grandes gritos un vaso de agua. Y Bahlul echó a correr para llevarle un vaso de agua fresca, y presentándoselo, le dijo: "¡Oh Emir de los Creyentes! ¡te ruego que antes de beber me digas a qué precio habrías pagado este vaso de agua si, por casualidad, hubiese sido imposible de encontrar o difícil de procurártelo!" Y dijo Al-Raschid: "¡Sin duda habría dado, por tenerlo, la mitad de mi imperio!".
Y dijo Bahlul: "¡Bébetelo ahora, y Alá lo vuelva lleno de delicias para tu corazón!". Y cuando el califa hubo acabado de beber, Bahlul le dijo: "¡Oh Emir de los Creyentes! y si, ahora que te lo has bebido, ese vaso de agua no pudiera salir de tu cuerpo por culpa de alguna retención de orina en tu vejiga honorable, ¿a qué precio pagarías la manera de hacerlo salir?" Y Harún Al-Raschid contestó: "¡Por Alá, que en ese caso daría todo mi imperio de ancho y de largo!".
Y Bahlul, poniéndose muy triste de pronto, dijo: "¡Oh mi señor! ¡un imperio que no pesa en la balanza más que un vaso de agua o un chorro de orines no debería producir todas las preocupaciones que te proporciona y las guerras sangrientas que nos ocasiona!".
Al oír aquello, Harún se echó a llorar. (Las mil y una noches)
¿Por qué esa introducción para hablar de esta película?
Porque las guerras son todas crueles, sangrientas, muchas veces inútiles y siempre dolorosas.
Y a pesar de la muerte y la tragedia, dentro de la misma guerra surgen, de vez en cuando, episodios en los que la crueldad alcanza la hipérbole, porque todas las lineas rojas son traspasadas y porque el respeto por la persona, por el enemigo inerme, desaparece para dejar paso al sadismo.
Katyn es uno de esos episodios vergonzosos en los que la inteligencia y la humanidad de quienes los llevan a cabo quedan en total entredicho y ninguna justificación hace comprensible, al menos desde la óptica de una persona normal, cómo un hombre puede llegar a tal extremo de desprecio por un semejante.
Entre el 3 y el 19 de abril de 1940, 22.000 prisioneros polacos fueron asesinados en el bosque de Katyn, en el campo de Ostashkov, en el campo de Starobielsk y en campos de concentración y cárceles situados en Ucrania occidental y Bielorrusia occidental (Para mayor sarcasmo, sólo se descansó un día, el 1 de mayo, Día del Trabajador).
Los polacos asesinados en el genocidio de Katyn fueron la elite del ejército polaco, pero, también profesionales liberales, empresarios agrícolas, intelectuales y clérigos. Los soviéticos segaban con su hoz a la intelligentsia polaca, en un intento de destruir el liderazgo presente y futuro de la nación.
La orden de la masacre fue firmada por Stalin, Beria, Voroshílov, Mólotov y Mikoyán; Kaganóvich y Kalinin dieron su visto bueno por teléfono.
El arma elegida para asesinar a los prisioneros fue la pistola ligera Walther 7,65 mm. de fabricación alemana, en concreto de la fábrica Genschow de Karlsruhe-Durlach. Alemania después de la firma del Tratado de Rapallo en 1922, exportó la pistola Walther 7,65 mm. a las repúblicas bálticas para armar a sus policías. Cuando la URSS invadió las repúblicas bálticas en 1939 la NKVD confiscó dichas pistolas y sus municiones. Al hacer uso de una pistola de fabricación alemana la URSS podría culpar a Alemania del genocidio de Katyn como así hizo en 1943.
Con lo que no contaban los soviéticos es con que, una vez roto el pacto de no agresión con la Alemania nazi, las tropas de la Wehrmacht, en su avance por territorio ruso, descubrieron las fosas: El 13 de abril de 1943 la Agencia Alemana de Noticias anunció a través de Radio Berlín el descubrimiento de las fosas de Katyn.
La URSS negó su responsabilidad y culpó a Alemania.
La Cruz Roja Internacional desenterró 4.143 cadáveres de militares, civiles y religiosos polacos en las fosas del bosque de Katyn. La Cruz Roja Internacional determinó que todos los cadáveres eran de prisioneros polacos procedentes de campos de concentración soviéticos y que después las autoridades soviéticas les declararon "desaparecidos". La Cruz Roja Internacional afirmó en su informe final de mayo de 1943 que "está probada la responsabilidad soviética en la matanza (de Katyn)". La Cruz Roja Internacional presentó como pruebas las autopsias a los cadáveres más los diarios personales, fotografías y periódicos de las víctimas, ninguno con fecha posterior a 19 de mayo de 1940, día en el que terminaron los asesinatos en masa en el bosque de Katyn. Sin embargo, la URSS, EE. UU. y Reino Unido acusaron de falsedad a la Cruz Roja Internacional.
Durante décadas, este fue tema tabú y esa fue una de las cosas que evitó que Andrzej Wajda, pudiera llevar su proyecto a la pantalla mucho antes del año 2007 en que fue estrenada. No encontraba apoyos suficientes y su idea se iba posponiendo, al punto de que llegó a pensar que se moriría antes de verla hecha realidad.
Uno de los muertos de Katyn era el padre del propio Andrzej Wajda, a pesar de lo cual, el director no carga las tintas, no hace una película revanchista, sino que, sin renunciar a contar lo que pasó, se centra también en otros aspectos no menos importantes, sobre todo para su pueblo, a quien va dirigida.
He leído por ahí muchas críticas sobre el film que hablan de que la peli no tiene esa calidad que hace pasar a los films a la posteridad. Sin embargo lo que yo pienso es que en el resto del mundo no entendemos lo que la película cuenta del mismo modo que lo entienden en Polonia, porque no conocemos tan de cerca las repercusiones que tuvo y tiene aquello.
La película nos habla, sobre todo, de la angustia, la soledad y la desesperación de las familias, que no sabían lo que había ocurrido, ni siquiera tenían la certeza de que sus familiares estuviesen muertos o vivos.
A esto se une la complicidad, que hemos mencionado, de las potencias occidentales, que tenían miedo a ofender a la URSS y dieron por buena su versión, ordenando ocultar los datos que tenían en su poder y que demostraban de forma fehaciente quiénes habían sido los ejecutores del genocidio.
El propio Wajda nos cuenta que su madre murió con la esperanza de que su marido regresase.
Habla también de la colaboración de amplios sectores de la sociedad polaca en la ocultación de la verdad de aquel hecho vergonzoso y en la represión feroz contra los ciudadanos que se atrevían a hablar de la responsobilidad soviética en el mismo.
Wajda ha querido saldar una deuda que tenía pendiente y que consideraba de obligado cumplimiento, pero sobre todo, ha deseado dejar memoria de ello en la generaciones futuras. Muchos jóvenes, por increíble que parezca, no saben quién fue Stalin y el director polaco tenía miedo de que sus conciudadanos, con el tiempo, olvidasen también lo que ocurrió en Katyn.
El film tiene dos momentos culminantes, uno es la imagen del principio, un puente sobre un río, ciudadanos polacos se entremezclan corriendo, unos hacía un lado y otros hacia el contrario. En la madrugada del 1 de septiembre de 1939 la Wehrmacht alemana invadió Polonia por el Oeste. Fue el inició de la Segunda Guerra Mundial. El 16 de septiembre de 1939 el Ejército Rojo soviético invadió Polonia por el Este. Vayan a donde vayan, caeran en manos del invasor, pues la invasión de Polonia por alemanes y soviéticos supuso la extinción de Polonia como Estado independiente y soberano.
El otro momento, son las imágenes del final de la película, en las que se nos desvela lo que ocurrió a aquellos prisioneros polacos a los que nunca se les informó de qué se les acusaba ni por qué fueron condenados a muerte.
Hola Trece.
ResponderEliminarNo he visto esta película,me imagino que andará por youtube,ya veré.
Lo que si recuerdo que no fue hasta 1990 con Gorvachov cuando se admitió la responsabilidad soviética de esta masacre en aquel bosque llamado Katyn, donde asesinaron gente de todo tipo;militares,profesores universitarios,funcionarios,ingenieros,escritores,políticos y hasta la misma élite de Polonia.
Qué asco de guerras,todas,pero todas.Cobardes que no saben la posibilidad de los diálogos,tiranos,fascistas todos.
Un saludo
Hola Trecce.
ResponderEliminarNo conocía está historia, ni menos la película, quizás sea porque llevo años que no voy al cine.
La película parece buena y refleja una historia de guerra que como tu bien dices cruel como todas las guerras no es un paseillo de calle.
Reflejas como quieren por medio de las pistolas culpar a los Alemanes, te diré que de estos casos los hay a patadas en las historia de las guerras que querían y quieren culpar a otros. Para algunos las vidas humanas no valen nada.
Me ha gustado la entrada, muy interesante.
Saludos cordiales apreciado Trecce.
Estos hechos son mucho menos conocidos y salen menos en las pelis, así que bienvenida sea aunque no la haya visto.
ResponderEliminarSin embargo sí leí "Paracuellos-Katyn" de César Vidal donde está todo muy bien detallado y me quedé bastante impactada.
Un saludo.
Claudia, Gorbachov fue el primero en admitir las responsabilidades soviéticas en el genocidio, pero continuó con la política de ocultación y no fue hasta la llegada de Boris Yeltsin cuando salieron a la luz todos los documentos que estaban bajo siete llaves.
ResponderEliminarE.P.: En efecto episodios como este los hay, pero este estaba perfectamente planificado por mentes retorcidas que estaban gobernando a un gran país.
ResponderEliminarGracias por los elogios inmerecidos.
Maribel, los rusos estaban en el bando ganador (en realidad estuvieron donde les convino, cambiando de sitio) y amañaron la historia a su manera ¿Esto nos suena, a que sí?
ResponderEliminarLa vi antes de que se estrenara en el circuito comercial, aquí, en el festival de Sevilla, fue todo un acontecimiento. Una película estremecedora, quizás demasiado larga a la que le sobran algunas cosas. Esta peli demuestra algo de lo que estáis hablando: la historia es benigna con el bando vencedor (vamos que son ellos los que la escriben y, por tanto, esconde episodios tan vergonzosos como éste).
ResponderEliminarNo la he visto,pero me la punto.
ResponderEliminarLeí el libro de César Vidal al respecto -"Paracuellos/Katyn" - y fue realmente escalofriante.
Saludos.
Es uno de esos films en los que el mensaje puede con todo. Un saludo Ethan.
ResponderEliminarNatalia, quien no conozca la historia, incluso con detalles, como el de las pistolas que menciono en la entrada, no saca el partido que tiene el film.
ResponderEliminarSi la ves, espero que la disfrutes.
La película me pareció mediocre, quizá por ser de Andrzej Wajda, todo un maestro; pero la edad no perdona a nadie. A quien no le conozca le recomiendo toda su obra anterior. Jamás le olvidaré como director de teatro en cuatro montajes que trajo a Madrid, en diferentes años, cuando en Madrid todavía se representaba ese arte y se podían ver montajes, entre otros, del Piccolo Teatro, del Taganka, de la Royal Shakespeare, de la Comedie Française, del Kantor; y del Stary Teatr de Cracovia, al frente del cual estaba Wajda con actores tan grandes como Jerzy Stuhr, Jerzy Radziwilovicz o Barbara Grabovska Oliva.
ResponderEliminarLa historia de lo sucedido en Katyn, la verdad, se supo desde el primer momento (en la hemeroteca del ABC se pueden consultar en internet las crónicas de aquella época totalmente veraces) que Gorvachov fuera el primer dirigente soviético en admitirlo no quita que se supiera la verdad desde un principio, aunque la razón, y es que tal masacre escapa a la Razón, no haya terminado de estar clara; pero sí sus autores desde un primer momento y, por supuesto, al acabar la Guerra. No solo era el corresponsal del ABC quien comocía la autoría de los hechos.
Las guerras son horrorosas, es así, no se ganan con besos, y barbaridades las tienen todas en ambos bandos. Wajda, polaco y católico cuenta una muy dolorosa para los polacos; pero no debemos caer en el "y tú más", sino analizar quién provoca cada guerra y si se pudo evitar o no; las lamentaciones e inculpaciones de sus resultados llegan siempre, de un lado y otro, cuando ya no hay remedio.
Se sabía, claro, pero una de las cosas en las que incide Wajda es en el desasosiego que supone para las víctimas, la negativa recalcitrante de Soviéticos y autoridades polacas en reconocer la autoría.
ResponderEliminarÉl no cae en ese "tú más" que señalas, lo que hace es centranse precísamente en este desamparo en el que quedan las víctimas polacas a las que todos ningunean y en el drama de un pueblo que se ve machacado por unos y otros, nazis por un lado y soviéticos por otro, pierden con los vencidos y pierden con los vencedores.
Gracias por tu detallado comentario, Juan Ignacio.
Yo me entusiasmé con Wajda por aquella adaptacioón de la novela de Stanislaw Reymont ;Ziemia Obiecana (La tierra de la gran promesa). Es un director sensible a los asuntos de la II Guerra Mundial y fervoroso seguidor de Solidaridad.En Katyn se percibe una sensación testamentaria personal del dolor y el sufrimiento imborrable que se sedimenta en el ser humano ante la atrocidad.
ResponderEliminarYo creo que las críticas a esta película están inducidas porque la gente espera ver una cinta que recree las ejecuciones y todo aquello, mientras Wajda se centra más en ese sufrimiento a que haces alusión, creo que has sabido captar bien el espíritu del film, como bien dices, es más un testamento personal.
ResponderEliminarEsta si la he visto Don Trecce. Me gustó el retrato que hace de las mujeres que esperan de sus maridos y me sobrecogieron las escenas finales donde reproduce cómo se produjeron las matanzas.
ResponderEliminarPor otro lado me produjo un impacto brutal el monumento al genocidio de Katyn en Wroclaw, del que ya di cuenta en mi blog. La puta maquinaria estalinista creyó cumplir su cometido con efectividad, pero el estado polaco sobrevivió a pesar de todo, que era lo que pensaban evitar en el futuro nazis y estalinistas.
Otro horror que apuntar a esta tierna humanidad.
La situación de Polonia al comienzo de la II Guera Mundial fue dramática, los nazis por un lado, los soviéticos por otro y ellos, inermes, en el medio.
ResponderEliminarGran película con un estremecedor final.
ResponderEliminarTal cual, Davout. Gracias por tu amable visita.
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