Nacido en 1713, este acaudalado comerciante alicantino hizo su fortuna gracias al tráfico de esclavos. Pero también fue uno de los mejores espías de su época. Se convirtió en el principal enlace entre la Corona española y George Washington.
Juan Miralles había creado un vínculo estable entre La Habana y San Agustín de la Florida, desarrollando relaciones ya existentes, con lo que facilitó el tráfico comercial en la frontera de los dominios español e inglés en América y creó un puente para el intercambio de las Trece Colonias con La Habana, y de ésta con varias regiones de España e Hispanoamérica. Además, creó una red de agentes comerciales en importantes ciudades de Norteamérica como Savannah, Charleston, Baltimore y Filadelfia. Muy pronto, los miembros de la red creada por Miralles pasaron a ser agentes de España en tierras de Norteamérica, porque cuidando los intereses de la metrópoli, protegían los suyos propios ya que su prosperidad se vinculaba al comercio exterior de Cuba en el que tenían gran peso los comerciantes norteamericanos que simpatizaban con la independencia de las Trece Colonias.
Miralles llegó a Filadelfia, sede del Congreso General de las colonias, con la misión de informar sobre los movimientos de las tropas realistas y sus intenciones respecto a los intereses españoles en la zona. Además, debía entrar en contacto con la elite de los colonos estadounidenses para una futura colaboración. Bajo la tapadera de sus intereses comerciales, pronto se relacionó con los sublevados. Simpatizó con los ideales de los independentistas, lo que facilitó que se granjeara la amistad del mismísimo Washington.
Miralles se involucró tanto en la causa estadounidense que financió de su propio bolsillo la flota rebelde o el ejército de Carolina del Sur. Mientras tanto, sus rutas comerciales sirvieron como perfecta tapadera para el envío de material bélico procedente de España a los colonos. Miralles falleció en 1780 en la residencia de Washington en Morristown. El líder estadounidense le rindió un funeral digno de un mandatario como muestra de gratitud.
España declaró oficialmente la guerra a Gran Bretaña en 1779. Las tropas españolas fueron imprescindibles para expulsar a los británicos de Florida, un territorio que volvería a manos españolas hasta 1821. La guerra llegó a su fin con el Tratado de Versalles (1783), por el que Estados Unidos lograba su independencia y España recuperaba Menorca, Florida y las costas de Nicaragua y Honduras.
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