Muchas maneras hay de hacer crítica o reflexión sobre los acontecimientos que rodean la vida diaria del ser humano.
Uno de ellos es el humor. Y no precisamente el más sencillo, por cuanto hay que tener mucho dominio y habilidad en la utilización del lenguaje, sea este verbal, escrito o visual, para no dar la impresión de que uno trata de manera vacua aquellos temas que son más bien trágicos, por no decir que son, sencillamente, auténticos atentados y delitos contra las personas.
Esta película trata de algunos de esos asuntos. Cierto es que no son los únicos, pues los mezcla con otros que podríamos calificas como más personales, o menos trascendentes para el colectivo, aunque lo tengan para una determinada persona en algún instante de su vida son, en cualquier caso, menos sangrantes, cuales pueden ser los relativos al amor, a las relaciones personales, al trabajo, etc.
Uno de ellos es el humor. Y no precisamente el más sencillo, por cuanto hay que tener mucho dominio y habilidad en la utilización del lenguaje, sea este verbal, escrito o visual, para no dar la impresión de que uno trata de manera vacua aquellos temas que son más bien trágicos, por no decir que son, sencillamente, auténticos atentados y delitos contra las personas.
Esta película trata de algunos de esos asuntos. Cierto es que no son los únicos, pues los mezcla con otros que podríamos calificas como más personales, o menos trascendentes para el colectivo, aunque lo tengan para una determinada persona en algún instante de su vida son, en cualquier caso, menos sangrantes, cuales pueden ser los relativos al amor, a las relaciones personales, al trabajo, etc.
Pero hay un par de asuntos de los que nos habla Allen en este film que son realmente preocupantes y recurrentes en la historia de la humanidad, bueno, casi todos los asuntos son recurrentes, porque parece que siempre nos las arreglamos para meternos en problemas por más que progresemos.
Esos dos asuntos son el poder y la justicia.
El poder de quienes nos mandan, a los que algunas veces hemos colocado nosotros mismos donde están y que, con el paso del tiempo, nos dan gato por liebre, eso si tenemos suerte, porque pueden disponer incluso de nuestras propias vidas.
Y eso lo parodia de maravilla el director de Manhattann, cuando nos retrata su estancia en la bananera república de San Marcos, donde unos y otros, otros y unos, al final lo que hacen es pisotear al pueblo y agarrarse a la poltrona. Esto me suena.
Y la justicia de Norteamérica, de la que hace escarnio y mofa. Tan pulcra y respetando todos los derechos, pero al final, siempre al servicio del poderoso.
Woody Allen sigue adoptando algunas de las formas del cine mudo, y lo hace conscientemente, porque admira esa forma de hacer, continúa apoyándose en los gags, aunque los juegos de palabras y los diálogos hilarantes tengan su buena parte de protagonismo.
Todo es un continuo disparate, que ayuda a transmitirnos la idea de lo cretinas que son algunas personas e instituciones.
Ahora mismo, con la de cosas que están sucediendo bien cerca de nosotros, lo tenemos al alcance de la vista, con la tele metiéndonos a todos estos tiranos de pacotilla en el salón. Y hemos de reconocer que Allen tiene toda la razón, son patéticos. Sólo que él ha podido arrancarnos unas risas con las caricaturas que hace y estos otros son de verdad; en la peli, los muertos son de mentirijillas, estos del norte de África tenían nombre, familía y futuro.
De ahí mi comentario del principio de que hay que tener talento para mofarse de esta gentuza con sentido del humor.
Película bastante desigual, en la que el cambio de unas situaciones a otras está como cogido con alfileres, con algunas frases realmente geniales y otras no tanto, lo mismo que ocurre con las escenas de humor, que algunas de ellas son realmente graciosas y otras no están conseguidas.
Woody sigue aprendiendo y aquí tenemos otra ocasión de ver cómo fueron sus inicios.
Como comentas es una pelicula desigual y con altibajos, quizás de las más flojas de su filmografía aunque contiene varios diálogos geniales y un retrato cómico/patético de esos dictadorzuelos bananeros que pululan - a dia de hoy aún...-, por esos mundos de Dios.
ResponderEliminarNo está bien rematada.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo. No es la mejor (tampoco la peor) pero te ries un rato. Por desgracias este tipo de películas nunca pasarán de moda...
ResponderEliminarUn saludo.
Es que hacer humor fino y con elegancia es muy dificil. Hacen falta unas dotes que no poseen todos los que se dedican al humor.
ResponderEliminarUn saludo
Desde luego el tema (los temas de la peli) son, por desgracia, recurrentes a lo largo de la historia de la humanidad.
ResponderEliminarUn saludo Sefirot.
Y más para criticar ciertos asuntos tan delicados, con muertes incluídas.
ResponderEliminarSaludos, José Luis.
¡Viva Vargas!-Para acabar con las revoluciones en Latinoamerica, apareció en Evergreen Review. forma parte de lo publicado por aquellas fechas dentro de Como acabar de una vez por todas con la cultura, aqui en España en la editorial Tusquets. Saludos
ResponderEliminarTener estos detalles en el recuerdo es propio de quien sabe tanto de cine como Vd.
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