Una comedia romántica de sabor agridulce, al menos para mí, pues bien es verdad que Wilder nos la presenta en ese tono de humor que sólo él domina tan bien, sin embargo, el trasfondo es bien triste, aunque, como diría Lou Jacobi en su genial interpretación de Moustache, esa es otra historia.
Porque la historia que nos trae Wilder, es la que él domina, la que pone el entretenimiento por encima de cualquier otra premisa, pero no a cualquier precio, sino con la calidad que un maestro imprime a sus productos.
Así que despoja de números musicales al musical, pues según su particular visión, esto distraía al espectador; aparta cualquier intento de querernos moralizar y deja a un lado la crítica social.
¿Seguro? Bueno, no tanto, porque de vez en cuando nos regala un pequeño bailecito, por un lado y en cuanto a la crítica, ahí la deja caer con su cuentagotas que va salpicando cada poco la gotita que golpee nuestra conciencia.
Porque la historia que nos trae Wilder, es la que él domina, la que pone el entretenimiento por encima de cualquier otra premisa, pero no a cualquier precio, sino con la calidad que un maestro imprime a sus productos.
Así que despoja de números musicales al musical, pues según su particular visión, esto distraía al espectador; aparta cualquier intento de querernos moralizar y deja a un lado la crítica social.
¿Seguro? Bueno, no tanto, porque de vez en cuando nos regala un pequeño bailecito, por un lado y en cuanto a la crítica, ahí la deja caer con su cuentagotas que va salpicando cada poco la gotita que golpee nuestra conciencia.
Maravillosos los tres actores principales, entre los que incluyo al ya mencionado Jacobi, que lo hace fenomenal y sólo me queda la pena de no haber podido ver en el papel al actor en el que había pensado Wilder que no era otro que Charles Laughton, pero estaba enfermo. Sin duda le iba que ni pintado este cantinero cachazudo, con esa filosofía tan particular y sentenciosa que adorna con las fantasías de sus correrías por el mundo.
En cuanto a la pareja principal, Jack Lemmon y Shirley MacLaine, estaban sin duda en su mejor momento. Lemmon con ese talento que tiene para la comedia y MacLaine, quien en su época no era considerada como el ideal de mujer, pero a quien el transurso de los años ha convertido en una belleza intemporal, uno de los rostros más agradables de la historia del cine.
La ambientación me ha parecedido muy conseguida, pues aunque los decorados se notan mucho, creo que esto le queda bien al film, dándole ese aire decadente y barriobajero parisino, que queda muy conseguido.
De las varias escenas para elegir, me gustó el twist que se marca la McLaine sobre la mesa de billar.
Un film divertido, pero también muy entrañable.
Un film divertido, pero también muy entrañable.
Muy buena aunque hace muchos años que la vi y de ciertas cosas la verdad que ya ni me acuerdo. Saludos.
ResponderEliminarEs muy entretenida.
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