Los romanos no tenían una casta sacerdotal, ni un oficio o profesión, o llámesele como quiera para los sacerdotes, estos se elegían entre las familias patricias que controlaban esta parcela, como tantas otras, reservando sus funciones para ellos mismos.
Entre los sacerdotes más importantes, que eran tres, los llamados Flamines maiores estaba el Flamen Dialis, sacerdote de Júpiter Óptimus Máximus. Al igual que sus colegas, vestía la gorra blanca acabada en punta, el apex, muestra del carácter ancestral de su cargo.
Pero este, además, tenía una serie de peculiaridades que le hacían bastante diferente del resto de los sacerdotes mayores o menores.
Al ser de rango superior, tenía algunos privilegios, como sentarse en la silla curul (el antiguo trono de los reyes), poder asistir a las reuniones del Senado, caminar precedido por un líctor, o sentarse por encima de cualquiera excepto del Rex Sacrorum...
Sin embargo, también tenía un montón de prohibiciones y este apartado es el que le hace realmente peculiar.
Las patas de su cama habían de estar impregnadas de limo; no podía pasar más de tres noches fuera de su casa; no podía tocar hierro; no podía usar determinadas vestimentas, ni salir a la calle sin cubrir su cabeza, o despojarse de sus vestiduras al aire libre (se suponía que era una afrenta a Júpiter, pues era como presentase desnudo ante él); no podía llevar nada que tuviese nudos, ni anillos, a no ser que fueran abiertos y no rodeasen del todo su dedo.
No podía tocar hiedra o vides (plantas nudosas como se sabe); no podía tocar o comer habas, carne cruda, cabra, caballo o perro, pero es que ni siquiera podía pronunciar sus nombres, ya que eran animales o plantas que representaban la muerte y es que el Flamen Dialis no podía presenciar y mucho menos tocar nada que tuviera que ver con la muerte, ni cadaveres, ni armas, ni siquiera podía ver al ejército armado. De ahí que tuviera prohibido ingerir bebidas o alimentos fermentados (vino, alimentos que llevaran levadura...), pues este es otro símbolo de la muerte.
Si alguién entraba encadenado en su casa, era liberado inmediatamente de sus ataduras y las cadenas subidas al tejado y arrojadas a la calle (recuérdese lo de los nudos, de ahí venía este asunto) y si alguien era trasladado para sufrir algún castigo y cruzándose por la calle con el Flamen Dialis, se arrojaba a sus pies pidiendo clemencia, era perdonado (bueno, al menos por ese día).
Debía estar casado con una virgen, también de familia patricia y a través de la confarreatio, la forma más antigua y sagrada (y también la más difícil de disolver) de matrimonio romano. Ella era la Flaminica Dialis y también tenía sus funciones específicas y, claro, le afectaban todas las prohibiciones del marido, además de la de no poder subir más de tres escalones. ¿Creéis que era para que no se cansara? Pues no, se supone que era para que no pudieran verle los tobillos. Claro que eran otros tiempos y algo, aunque no tanto como pueda parecer, se ha avanzado.
Una última curiosidad, Julio César, fue nombrado Flamen Dialis cuando contaba 17 años, le casaron con Cinilla, que tenía 7 años y hasta que se pudo consumar el matrimonio, vivieron como hermanos por así decirlo.
¿Os imagináis a César, que había destacado en sus entrenamientos en el Campo de Marte, teniendo prohibido tocar armas? ¿Y sin poder acercarse a un caballo, él que era un buen jinete? ¿O pensando que no podía tener carrera política por el cúmulo de prohibiciones que se lo impedían?
¿Qué como se libró de aquello, siendo como era un cargo de por vida? Al parecer por un defecto de forma, pero hay diversas teorías, quizá algún día cuente la que más me gusta, pero esto me está quedando demasiado largo y no quiero ser pesado.
Entre los sacerdotes más importantes, que eran tres, los llamados Flamines maiores estaba el Flamen Dialis, sacerdote de Júpiter Óptimus Máximus. Al igual que sus colegas, vestía la gorra blanca acabada en punta, el apex, muestra del carácter ancestral de su cargo.
Pero este, además, tenía una serie de peculiaridades que le hacían bastante diferente del resto de los sacerdotes mayores o menores.
Al ser de rango superior, tenía algunos privilegios, como sentarse en la silla curul (el antiguo trono de los reyes), poder asistir a las reuniones del Senado, caminar precedido por un líctor, o sentarse por encima de cualquiera excepto del Rex Sacrorum...
Sin embargo, también tenía un montón de prohibiciones y este apartado es el que le hace realmente peculiar.
Las patas de su cama habían de estar impregnadas de limo; no podía pasar más de tres noches fuera de su casa; no podía tocar hierro; no podía usar determinadas vestimentas, ni salir a la calle sin cubrir su cabeza, o despojarse de sus vestiduras al aire libre (se suponía que era una afrenta a Júpiter, pues era como presentase desnudo ante él); no podía llevar nada que tuviese nudos, ni anillos, a no ser que fueran abiertos y no rodeasen del todo su dedo.
No podía tocar hiedra o vides (plantas nudosas como se sabe); no podía tocar o comer habas, carne cruda, cabra, caballo o perro, pero es que ni siquiera podía pronunciar sus nombres, ya que eran animales o plantas que representaban la muerte y es que el Flamen Dialis no podía presenciar y mucho menos tocar nada que tuviera que ver con la muerte, ni cadaveres, ni armas, ni siquiera podía ver al ejército armado. De ahí que tuviera prohibido ingerir bebidas o alimentos fermentados (vino, alimentos que llevaran levadura...), pues este es otro símbolo de la muerte.
Si alguién entraba encadenado en su casa, era liberado inmediatamente de sus ataduras y las cadenas subidas al tejado y arrojadas a la calle (recuérdese lo de los nudos, de ahí venía este asunto) y si alguien era trasladado para sufrir algún castigo y cruzándose por la calle con el Flamen Dialis, se arrojaba a sus pies pidiendo clemencia, era perdonado (bueno, al menos por ese día).
Debía estar casado con una virgen, también de familia patricia y a través de la confarreatio, la forma más antigua y sagrada (y también la más difícil de disolver) de matrimonio romano. Ella era la Flaminica Dialis y también tenía sus funciones específicas y, claro, le afectaban todas las prohibiciones del marido, además de la de no poder subir más de tres escalones. ¿Creéis que era para que no se cansara? Pues no, se supone que era para que no pudieran verle los tobillos. Claro que eran otros tiempos y algo, aunque no tanto como pueda parecer, se ha avanzado.
Una última curiosidad, Julio César, fue nombrado Flamen Dialis cuando contaba 17 años, le casaron con Cinilla, que tenía 7 años y hasta que se pudo consumar el matrimonio, vivieron como hermanos por así decirlo.
¿Os imagináis a César, que había destacado en sus entrenamientos en el Campo de Marte, teniendo prohibido tocar armas? ¿Y sin poder acercarse a un caballo, él que era un buen jinete? ¿O pensando que no podía tener carrera política por el cúmulo de prohibiciones que se lo impedían?
¿Qué como se libró de aquello, siendo como era un cargo de por vida? Al parecer por un defecto de forma, pero hay diversas teorías, quizá algún día cuente la que más me gusta, pero esto me está quedando demasiado largo y no quiero ser pesado.
Como me he quedado con las ganas de saber cómo se pudo librar de ser Flamen Dialis toda su vida, lo he buscado, qué interesante, defecto de forma en la investidura, es la teoría que he encontrado. Pues le vino muy bien, él estaba llamado para otras cosas.
ResponderEliminarCualquier rato lo cuento, pero estaba un poco cansado de escribir.
ResponderEliminarUn saludo.
Muy interesante, vuelvo a decir que están locos estos romanos...
ResponderEliminarLos romanos de aquella època eran mucho más fieles con las tradiciones que hoy día. Hoy quien desempeña un cargo como el del sacerdocio u otro cualquiera, si saca algún interes, se saltan las normas más facilmente.
ResponderEliminarUn saludo cordial
No lo cuentes hasta que yo haya leido el libro, eh??
ResponderEliminarMuy buena entrada!
Anda que no estamos locos nosotros, que tenemos cada cosa también. Al fin y al cabo de ellos venimos.
ResponderEliminarLos tiempos cambian, José Luis, y no siempre es para bien.
ResponderEliminarPobre Vir, que se queda sin saber (de momento) la teoría esa sobre como César se libro de este mochuelo.
ResponderEliminarpara nada largo!
ResponderEliminares más, ahora me has dejado intrigado jeje
Claro, porque a ti te interesa. Pero no todo el mundo tiene tan buen gusto.
ResponderEliminarSegún McCollough fue Cayo Mario quién nombró al joven César Flamenco Diálisis para que no pudiera hacer carrera política y lllegar a ensombrecer su fama.
ResponderEliminarEn efecto, al final de su novela "La corona de hierba", segunda de la saga de Roma, Colleenn McCollough deja al joven César convertido en Flamen Dialis.
EliminarImaginad quien fue el que le ayudó a librarse del cargo. Muy amigo de Mario no era precisamente...
ResponderEliminarDe todas maneras, siempre se dijo que el nombramiento de César como Flamen Dialis había sido una propuesta interesada de Cayo Mario para tener sujeto al joven patricio.
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