viernes, 14 de mayo de 2010

JEAN SEBERG

Si hay alguien que haya encarnado el mito, el estereotipo de mujer moderna y liberada de los años 60, esa es Jean Seberg, esta chica de Iowa, a la que Otto Preminger eligió, siendo una perfecta desconocida, para encarnar a su Juana de Arco.
Pero fue otra película del mismo director, Bonjour Tristesse (Buenos días tristeza), en la encarnó a la independiente y díscola adolescente Cecile, la que hizo que la llamada "nouvelle vage", se quedara con aquel rostro mezcla de ángel y demonio, seductor, ingenuo, dulce y perverso, dotado de una cierta androginia, pero con un atractivo y una belleza innegables. Después de pasar por la batuta de Jean-Luc Godard en Al final de la escapada, el mito estaba consolidado.
Aquella mujer que daba la imagen de desinhibida, con un vestuario moderno, sencillo, pero cuidado y unas ciertas dosis de inmoralidad (en el mejor sentido de la palabra), era realmente así. Fue libre en lo que a sus relaciones se refiere, toda una adelantada, pues a pesar de estar en plena época de liberación femenina, no era tan usual como pueda parecer lo de cambiar de amante con relativa frecuencia, reivindicando para su sexo lo que los hombres gozaban desde hacía tiempo.
Tuvo amores con el escritor mexicano Carlos Fuentes, con Clint Eastwood. Se la relacionó con el lider de los Panteras Negras Ahmed Kamel y su vinculación a este grupo, le valió una implacable persecución por parte del FBI.
En 1973, Juan Antonio Bardem la trajo a España para hacer de mamá de Marisol en una película y conoció a Ricardo Franco, con el que vivió un romance de lo más apasionado. Ricardo le dedicó la película Lágrimas negras, que hubo de concluír Fernando Bauluz.
Jean Seberg, estaba ya divorciada cuando se casó con el escritor armenio Romain Gary, dos veces ganador del premio Goncourt. El matrimonio fue, digamos, tormentoso, Jean le fue infiel, pero seguía habiendo una cierta dependencia entre ellos. El caso es que ella se acabó suicidando, después haberlo intentado en otras ocasiones, cuando contaba 41 años, al entierro asistió buena parte de la intelectualidad francesa (entonces vivía en París), entre otros Jean-Paul Sartre y Simone de Beavoir. Su ya ex-marido, Gary, no pudo superar la el fallecimiento de su ex-esposa y un año después se pegó un tiro. De todo aquello han transcurrido 30 años.
De esta vida azarosa y de estas muertes trágicas, quedó una víctima, Alexander Diego Gary, hijo de Jean y de Romain, que ahora vive en Barcelona, donde regenta un café literario.


2 comentarios:

  1. Gracias por recordarla. Su luminosidad, solo comparable a "la Monroe", traspasaba la pantalla. Una de esas pelis inolvidables A bout de souffle. Dijo Lévi-Straus " los mitos son objetos hermosos y emocionantes. Las dos cosas en Jean Seberg. Belleza y una vida-muerte emocionante. Un saludo

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  2. El caso es que, con el tiempo ha quedado casi en el olvido, no como otros y otras que ya forman parte del imaginario colectivo.
    Sin embargo es una de mis favoritas.

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