La iglesia de la Magdalena, es una de tantas joyas del románico que pueblan la Zamora histórica y como casi todas las iglesias que componen este conjunto, tiene sus particularidades, como esa única nave, en contraposición a las tres que normalmente se construían, de techo áltísimo; su bellísimo rosetón; los toques góticos que enseguida percibimos...
Pero bueno, estas cosas y más podemos encontrarlas en cualquier guía turística. Me voy a centrar en el elemento más llamativo de la iglesia: Su portada sur.
Bajo ella llegó a reunirse el concejo de la ciudad, para tomar decisiones e impartir justicia. Tiene cinco arquivoltas, en las que predominan los motivos vegetales. Sin embargo hay algunas cosas que la hacen diferente, como el hecho de que los adornos de una de ellas sean polilobulados, algo infrecuente en el románico a decir de los entendidos y otra (entre varias carecterísticas diferenciales más) que uno de los motivos de adorno, sea una figura que representa a un obispo, se desconoce si es una representación genérica, o se quiso representar a algún personaje en concreto. Me decía mi novia, en los largos y agradables paseos hacia la Catedral y el Castillo, que quien no encontrara al obispo, no se casaba. Aquel chascarrillo, uno de los tantos que hay en casi todos los sitios, daba pie a lo que se convirtió en una especie de ritual y allí hacíamos (yo sigo mirando hacia allí cuando pasamos ante la iglesia) una paradita de vez en cuando. El caso es que hay que buscarlo, porque a bote pronto, no es tan fácil verlo.
Sea como fuere, esta fachada sur de La Magdalena, enfrentada al convento del Tránsito, que se sitúa al otro lado de la calle, es un buen arranque para quien quiera sumergirse, Rúa de los Francos adelante, por estas calles del llamado Casco histórico de Zamora que nos transportan a otros tiempos, si no mejores, sí más gloriosos para la ciudad.
Pero bueno, estas cosas y más podemos encontrarlas en cualquier guía turística. Me voy a centrar en el elemento más llamativo de la iglesia: Su portada sur.
Bajo ella llegó a reunirse el concejo de la ciudad, para tomar decisiones e impartir justicia. Tiene cinco arquivoltas, en las que predominan los motivos vegetales. Sin embargo hay algunas cosas que la hacen diferente, como el hecho de que los adornos de una de ellas sean polilobulados, algo infrecuente en el románico a decir de los entendidos y otra (entre varias carecterísticas diferenciales más) que uno de los motivos de adorno, sea una figura que representa a un obispo, se desconoce si es una representación genérica, o se quiso representar a algún personaje en concreto. Me decía mi novia, en los largos y agradables paseos hacia la Catedral y el Castillo, que quien no encontrara al obispo, no se casaba. Aquel chascarrillo, uno de los tantos que hay en casi todos los sitios, daba pie a lo que se convirtió en una especie de ritual y allí hacíamos (yo sigo mirando hacia allí cuando pasamos ante la iglesia) una paradita de vez en cuando. El caso es que hay que buscarlo, porque a bote pronto, no es tan fácil verlo.
Sea como fuere, esta fachada sur de La Magdalena, enfrentada al convento del Tránsito, que se sitúa al otro lado de la calle, es un buen arranque para quien quiera sumergirse, Rúa de los Francos adelante, por estas calles del llamado Casco histórico de Zamora que nos transportan a otros tiempos, si no mejores, sí más gloriosos para la ciudad.
¡Eres un guía magnífico, Trecce!
ResponderEliminarNos muestras tan bien Zamora que dan ganas de irse para allí.
Un saludo!
Y eso que no soy de esta ciudad.
ResponderEliminarUn saludo para ti.
Me ha encantado, lo has contado genial, y es cierto que dan ganas de irse para allá. No conocía la historia del obispo, pero cuando vaya lo buscaré por curiosidad :).
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias por tu entusiasta comentario. Otro abrazo para ti.
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