jueves, 18 de marzo de 2010

ATROPELLO

No es justo que me imponga una pena tan dura. Tuve la mala suerte de que ella surgiera de entre los coches de manera alocada y sin tomar precaución alguna. Ya me he disculpado con su familia, les he ofrecido hacer todo lo que esté en mi mano por ellos. Le ruego un poco de compasión.

La compasión que merece, es la misma que tuvo usted con todas las personas que pudieron haber irrumpido en la calzada y acabar como ha acabado esta pobre chica, durante los tres años, siete meses y veintitrés días en los que usted recorrió esa misma avenida, cuatro veces al día, creyéndose por encima de todas las demás personas, a una velocidad de vértigo, a pesar de que cada 50 metros se suceden las señales indicando que no se circule a más de 40 kilómetro por hora.
Y aún habla usted de mala suerte. Haga un cálculo de cuántas veces tuvo suerte, esa suerte que acompañó a quienes no tuvieron la desgracia de cruzarse en su camino en ninguna de aquellas ocasiones.
Varios testigos han declarado que algún día llegaron a increparle por ir "haciendo el loco" y, por toda respuesta, veían salir, por la ventanilla del conductor, una mano con el puño cerrado, a excepción del dedo corazón que se alzaba desafiante.
En nombre de todos ellos, le devuelvo el saludo.

4 comentarios:

  1. hola!
    te invito a que pases por mi casa
    dejare la puerta entreabierta..
    te dejo un fuerte abrazo!!!

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  2. Tanto la imagen como el texto son tan hermosos como inquietantes. Como un enigma que espera ser descifrado.

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  3. La pena es que se dan en la vida real, que es todo un enigma.

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