Marco Montes (Javier Gutiérrez), trabaja como segundo entrenador de un importante equipo de la liga ACB de baloncesto, en apariencia una carrera exitosa y prometedora, aunque en realidad, Marco está quemado por dentro, tanto en su vida profesional, como en su vida personal. Los problemas con su pareja y con la gente que le rodea, le han convertido en un hombre arrogante y en cierto modo, malvado.
Un día, en pleno partido de Liga, esas frustraciones desembocan en una tremenda bronca con el primer entrenador, siendo despedido del equipo. Desquiciado, Marco se va de copas, lo que deriva en una borrachera y ésta en un accidente de tráfico que le sienta en el banquillo y no precisamente el de la cancha de baloncesto.
Año y medio de cárcel o 90 días de trabajo comunitario, esas son las alternativas que le ofrece la magistrada.
Lógicamente opta por los servicios a la comunidad, lo que le llevará a entrenar a un equipo de baloncesto muy especial, formado por personas con discapacidad intelectual llamado "Los Amigos". Manuel (Stefan López), Paquito (Fran Fuentes), Jesús (Jesús Lago), Sergio (Sergio Olmo), Fabián (Julio Fernández), Juanma (José de Luna), Benito (Alberto Nieto Ferrández), Marín (Jesús Vidal), Román (Roberto Chinchilla) y Collantes (Gloria Ramos), son los integrantes del equipo y contará con la ayuda del viejo Julio (Juan Margallo), el director de una asociación que trabaja con estas personas.
Al mismo tiempo que intenta salvar su matrimonio con Sonia (Athenea Mata), una mujer cansada de sus excusas para no tener un hijo, de forma sorpresiva para el propio Marco, él será quien realmente aprenda de su aventura junto a un equipo donde imperan las ganas de vivir y el dar importancia a las cosas que realmente la tienen.
Cinco años llevaba David Marqués con su proyecto a cuestas, hasta que cayó en manos de Javier Fesser que se enamoró del guión cuando lo leyó y decidió llevarlo a la pantalla.
Cinco años llevaba David Marqués con su proyecto a cuestas, hasta que cayó en manos de Javier Fesser que se enamoró del guión cuando lo leyó y decidió llevarlo a la pantalla.
A pesar de todas las prevenciones con las que iba a ver la película, tengo que reconocer que me ha conquistado.
Javier Fesser se mete en un terreno complicado, tratar asuntos como el de la discapacidad mental es arriesgado, te puedes ir a la compasión o, por contra, a la falta de tacto, a nada que te descuides, y si pretendes quedarte en el medio, hay muchas probabilidades de que el resultado sea insustancial.
Salvo un par de momentos puntuales en que se le va un poco de la mano, y la historia del matrimonio de Marco y Sonia que me parece que no está demasiado bien hilada, estamos ante una estupenda película que logra darnos toda una lección moral, sin que tengamos la impresión, ni por un momento, de que nos están dando un sermón.
Nos presenta a unos personajes divertidos, y es que si nos paramos a pensarlo, lo son en la vida real, aunque como ocurre con los niños o con los ancianos, muchas veces lo son más para los que los contemplamos de manera tangencial que para aquellos que han de estar con ellos todos los días y a todas las horas. A pesar de que por esta visión pueda parecer manipuladora de sentimientos, lo cierto es que no engaña, está hecha con honestidad y transparencia y los gags son situaciones totalmente reales y creíbles, sin asomo de exageración y sin recurrir a ventajismos, al menos en la mayoría de las escenas y, si bien es cierto que opta por ofrece esta cara amable, no falta hueco para mostrarnos los abusos y las burlas de que son objeto estas personas en muchas ocasiones. Al final, trata de presentarlos como personas normales, que ríen, lloran, trabajan y, como señala el director del film, también gritan y dan voces cuando alguien les toca las narices más de la cuenta. Todo ello para desembocar en un magnífico colofón en el que queda claro quien es más sabio, quien da la mejor lección y quien la recibe. Otra cosa es que cada cual sepa aprovecharla para poder disfrutar de la vida por medio de las cosas que de verdad tienen importancia.
Nos presenta a unos personajes divertidos, y es que si nos paramos a pensarlo, lo son en la vida real, aunque como ocurre con los niños o con los ancianos, muchas veces lo son más para los que los contemplamos de manera tangencial que para aquellos que han de estar con ellos todos los días y a todas las horas. A pesar de que por esta visión pueda parecer manipuladora de sentimientos, lo cierto es que no engaña, está hecha con honestidad y transparencia y los gags son situaciones totalmente reales y creíbles, sin asomo de exageración y sin recurrir a ventajismos, al menos en la mayoría de las escenas y, si bien es cierto que opta por ofrece esta cara amable, no falta hueco para mostrarnos los abusos y las burlas de que son objeto estas personas en muchas ocasiones. Al final, trata de presentarlos como personas normales, que ríen, lloran, trabajan y, como señala el director del film, también gritan y dan voces cuando alguien les toca las narices más de la cuenta. Todo ello para desembocar en un magnífico colofón en el que queda claro quien es más sabio, quien da la mejor lección y quien la recibe. Otra cosa es que cada cual sepa aprovecharla para poder disfrutar de la vida por medio de las cosas que de verdad tienen importancia.
Divertida y a la vez profunda desde la sencillez de la historia, salimos del cine, habiéndonos reído, pero también con unas cuantas reflexiones en la cabeza, gracias a este elenco tan emotivo de desconocidos secundarios que actúan con absoluta naturalidad. Dice Fesser que contemplaba todas las opciones para elegir a los actores, pero al hacer el casting con un grupo de discapacitados, quedó convencido de hacerlo con ellos, pues frente a las dificultades que encontró al no ser actores profesionales, le ofrecían tal capacidad de implicación y ponían tanta ilusión en su labor que no le cupo la menor duda de que esta era la mejor opción.
Como dice uno de los personajes, Román, cuando habla del entrenador: La discapacidad la va a tener siempre, pero nosotros trataremos de ayudarle. Este es el mensaje final del film, ¿quienes son los discapacitados, ellos o nosotros?, porque discapacitados somos todos, yo soy un discapacitado, seguramente Vd. que lee esto, también lo es, no estamos capacitados para hacer unas cuantas cosas que otros sí hacen, sea por dificultades físicas, por edad, por falta de habilidades o porque nuestra forma de ser o la falta de conocimientos, nos lo impide, lo importante es ser consciente de ello y aceptar nuestra discapacidad como ellos lo hacen, para poder disfrutar de lo que sí sabemos hacer.
Vayan a disfrutarla, van a aprender mucho con esta historia y también se van a reír con esta comedia sin chistes, no se arrepentirán.
Yo me he reí bastante, y en el cine donde la he ido a ver había gente que se carcajeaba como hace tiempo no había visto hacerlo a nadie. Y eso que no hay chistes ni gags directos, pero sí muchas situaciones curiosas que te puedes encontrar normalmente.
ResponderEliminarEn cuanto al matrimonio y los problemas de Marco, creo que la película no se centra mucho en ello porque lo que nos quiere transmitir es que su problema no es solamente de pareja, sino de madurez en general. Sigue siendo un poco adolescente en el trato con su madre, por ejemplo, y lo que consigue con el equipo es acabar de crecer y de ahí que al final esté preparado para ampliar su compromiso familiar.
Muy sobresaliente la actuación de Javier Gutiérrez, ha crecido mucho desde las series televisivas de antaño, es un actor que cada vez me gusta más. Recientemente me gusto mucho también en el olivo.
Nada que añadir, amigo.
EliminarEsta si que desde luego no me la pienso perder, porque el cine español me encanta. En la tele la estuvieron anunciando bastante tiempo, y ahora por lo que tú explicas, hay que verla sí o sí.
ResponderEliminarSalud Trecce.
Creo que merece la pena verla.
EliminarLa veré, la discapacidad enseña a quien no la entiende
ResponderEliminarTe sigo con tu prmiso
Espero que te guste cuando la veas.
EliminarEn cuanto a lo de seguir este humilde blog, estás en tu casa.