Berlín, años 30, mientras el partido nazi va tomando poder, la cantante americana Sally Bowles (Liza Minnelli) canta en el Kit Kat Club, un local de la vida nocturna dirigido por el travieso Maestro de Ceremonias (Joel Grey).
El británico Bryan Roberts (Michael York), no queda muy claro si alumno o profesor de Cambridge que se está doctorando en letras, llega a Berlín y encuentra una pensión regentada por la masajista de señoras Miss Schneider (Elisabeth Newman).
Bryan se encuentra en la pensión con Sally y comienzan una amistad. Una noche mientras Sally está trabajando en el club, ésta presenta a Bryan a Firtz Wendel (Fritz Wepper), un cazafortunas que necesita clases de inglés. Bryan acepta dárselas. En una de estas clases, Fritz conoce a Natalia Landauer (Marisa Berenson), una rica heredera judía de la que se enamora. Entre los amores de Fritz y Natalia, aparece Maximiliam (Helmut Griem) un aristócrata bisexual con el que inician relación tanto Sally como Bryan.
Kander y Ebb terminaron el musical que dirigió Harold Prince y se estrenó en Broadway el 20-11-1966 con Joel Grey como Maestro de Ceremonias y en el papel de la dueña de la pensión en la que viven Sally y Cliff estuvo nada menos que Lotte Lenya, actriz y cantante, viuda de Kurt Weill, que tuvo que exiliarse a Estados Unidos con su marido y Bertold Brecht, porque el teatro que escribían Brecht y Weill y representaba Lenya, era un grito contra la alienación, no muy bien visto por los poderes fácticos de la Alemania de la época. Se estuvo estudiando la opción de llevarlo al cine y se le ofreció a varios directores como Gene Kelly o Billy Wilder, que no terminaron de decidirse, recayendo finalmente en Bob Fosse.
Bob Fosse introdujo muchos cambios respecto al musical original, pasando a un segundo plano la relación entre la dueña de la pensión, Fräulein Schneider con Herr Schultz, para poder sacar a la luz la historia de la rica heredera y el cazafortunas que interpretaban Marisa Berenson y Franz Wepper, que aparecen en el relato original, pero habían sido descartados en una de tantas adaptaciones. Otro cambio importante fue eliminar todos los números musicales que no se desarrollasen dentro del Kit Kat Club. Fosse pidió a los autores que escribiesen nuevas canciones para determinadas situaciones que le ayudasen a contar lo que quería y así nacieron otras canciones como Money, money o Mein herr. Fosse también cambió el principal personaje masculino, quizá para hacerlo más cercano al escritor británico Christopher Isherwood, autor de los relatos en los que se basa el libreto del musical, abiertamente homosexual, al que Fosse dotó de cierta ambigüedad sexual, y le cambió el nombre por el de Brian, en el papel que interpretó Michael York (Christopher Isherwood publicó en 1937 un relato titulado Sally Bowles. Posteriormente en 1939, ambientado como el primero en Alemania, apareció otro relato suyo con el nombre de Goodbye Berlin. La acción se desarrollaba a principio de los años 30 en ambos relatos, en los que Isherwood plasma sus experiencias en el Berlín de la época, cuando Hitler no había llegado todavía al poder, pero el fantasma nazi planeaba sobre el centro de Europa).
El guión se erige como uno de los mejores textos del género musical, con las tres historias que va entremezclando: La emocional de las relaciones entre los personajes principales; la real y cruel del auge del nazismo en Alemania; y los números musicales, perfectamente imbricados en la trama, ya que sus letras, sus coreografías, sus situaciones, vienen a cuento, pero a la vez, están separados, pues, excepto el "Tomorrow Belong to me" (El mañana me pertenece), interpretado por el joven nazi, las canciones se nos muestran en el ámbito del cabaret.
Por cierto, que esta escena, en la que vemos a un joven cantando esta canción llena de esperanza y buenas intenciones, a las que se va uniendo el resto de la gente, que contrasta con el rostro desesperanzado de un viejo que les escucha triste, porque parece saber hacia dónde van, me parece una de la mejores narraciones en imágenes de lo que ocurrió en Alemania en aquella época, sintetizado en una sóla escena.
Aunque la cosa no queda aquí, porque cada una de las canciones siempre tiene algo más de lo que nos cuenta, todas tienen una segunda lectura habilmente colocada.
Liza, interpreta el papel de su vida, hasta el punto de que muchos, cuando pensamos en ella, la vemos con el corte de pelo, el maquillaje y las uñas pintadas de verde que luce en este film.
El resto del reparto, cumple con mayor o menor brillantez. Mención aparte para Joel Grey, interpretando al Maestro de Ceremonias, con su memorable actuación se ganó un merecidísimo Oscar.
Canciones que han pasado a la historia, ingeniosos diálogos, maravillosos números musicales, sutil puesta en escena, cuidada fotografía y un montaje de lo mejor, para un film que el propio Fosse definió como un drama con música.
Cabaret se convierte en una tragicomedia en la que los personajes están descritos de manera minuciosa y el ambiente social que sirve como fondo es retratado a base de pinceladas soberbias.
Cine del bueno, un musical redondo al que se le han podado las superficialidades en las que suele caer el género para dejar al descubierto su esencia más impactante.