miércoles, 13 de febrero de 2019

¿QUIÉN ENGAÑÓ A ROGER RABBIT?

Hollywood, 1947. R. K. Maroon (Alan Tilvern) ha conseguido con su productora Maroon Cartoons grandes éxitos en el terreno de los dibujos animados, sobre todo con sus dibujos sobre Roger Rabbit y Baby Hermann, un bebé adorable que no para de meterse en líos por culpa de su torpe cuidador, que no es otro que Roger.
Pero en la vida real Roger es también muy torpe, debiendo repetirse algunas escenas infinidad de veces por culpa suya, para desesperación de su director.
A sus estudios llega el detective Eddie Valiant (Bob Hoskins), de "Valiant & Valiant "al que desea contratar para que sorprenda a Jessica Rabbit, la esposa de Roger, in fraganti con otro, obligándole así a abrir los ojos y a olvidar los nervios que le impiden concentrarse en su trabajo.
Aunque al principio se muestra reacio, Eddie acaba aceptando el trabajo y fotografía a Jessica haciendo palmitas con al magnate Marvin Acme (Stubby Kaye), dueño de Dibullywood, cuando este va a verla a su camerino, y le muestra las fotos a Roger, que casi se vuelve loco.
Acme aparece asesinado y Roger Rabbit se convierte en el principal sospechoso.
Valiant recibe la visita de Baby Hermann, quien asegura que Roger es incapaz de matar una mosca y se ofrece a pagarle, para que encuentre al verdadero asesino, a lo que Valiant se niega, igual que hace, en un principio, cuando el propio Roger acude a él, en la seguridad de que es el único que puede ayudarle. Al final, accede y se encuentra envuelto en una historia en la que nadie es lo que parece.


La película está basada en una novela, Who Censored Roger Rabbit?, de Gary K. Wolf.
Disney llevaba preparando el proyecto desde 1981 (la película es de 1988), poco después de adquirir los derechos de la novela.
Este primer embrión nunca llegó a ver la luz y quedó sepultado en el olvido. Pero el proyecto cambió completamente de manos cuando Michael Eisner se convirtió en el nuevo presidente ejecutivo de la compañía, en 1984, y decidió situar a Robert Zemeckis (conocido, ante todo, por la saga «Regreso al futuro») al frente de la producción.


La historia que cuenta la novela en que se basa, tiene connotaciones de crítica social sobre la reciente historia de los EE.UU., unas explícitas y otras subliminales. Así el plan del juez Doom (Christopher Lloyd) para desmantelar la compañía de tranvías rojos, se basa en un hecho real, cuando las corporaciones privadas conspiraron para eliminar el tránsito público a fines de la década de 1940 y 1950 con el fin de generar demanda de automóviles e industrias auxiliares para mantener dichos automóviles en funcionamiento. Algo que como se ve, se contrapone a las actuales políticas que recomiendan el uso del transporte público como medida para preservar el medio ambiente.
También la política del Club de Tinta y Pintura de permitir que los "dibus" solo permanezcan en el club como artistas y empleados, no como clientes, es una referencia a los numerosos lugares "segregados" a mediados del siglo XX, muchas veces ubicados en un vecindario afroamericano, en los que artistas y personal de servicio eran afroamericanos, pero solo se permitía la entrada de clientes blancos.
Esto queda recogido en el film, pero fuera de cualquier contexto crítico, ya que la historia se centra en el caso de asesinato del que es culpado Roger, un argumento típico de cine negro.
Aunque el mayor valor de la película es el acierto con que mezcla en las mismas secuencias personajes animados con los de carne y hueso, algo que no es nuevo en el cine, pero que no siempre ha dado tan brillantes resultados, no es menos cierto que la historia policiaca también tiene un buen nivel. El ritmo trepidante y esa buena historia, hacen que la película resulte tremendamente entretenida y nos veamos atrapados en el devenir del film para averiguar qué se esconde detrás de la apariencia.
Magnífico homenaje a los cartoons, a su época dorada y a los personajes con los que crecimos varias generaciones, una ocasión única de ver reunidos a los más famosos dibujos de los dos grandes estudios, Disney y Warner Brothers, algo difícilmente repetible por los intereses comerciales de ambas corporaciones.




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