martes, 9 de febrero de 2016

LOS GOYA 2016

No voy a hablar de lo pesada que se hace la gala de estos premios; ni de las cansinas quejas (por más que alguna sea legítima) sobre los problemas de la industria del cine, sin que se dijera una sola palabra del fraude de las taquillas (ni Resines, ni ninguno de los intervinientes mentó el asunto). Ni de que no les hayan dado un Goya a ninguno de los políticos asistentes, que son los que mejor actúan, incluso mejor que algunos de los que se dicen actores.
Voy a referirme a la presencia en el evento de dos figuras reconocidas y de mucha actualidad: Juliette Binoche y Tim Robbins, que soportaron estoicamente la gala, con una sonrisa y manteniendo el tipo, supongo que sin entender nada de lo que se estaba diciendo, claro que estas figuras de Hollywood tienen muy en cuenta los contratos de promoción y les dan la misma importancia que a los de rodaje e imagino que esa sería la razón principal de su presencia.
El caso es que la Academia, o quien sea el responsable del tinglado, a mi modo de ver, ha tenido poca cintura a la hora de aprovechar que ambas figuras de relumbrón estuvieran allí. No digo yo que les fueran a rendir pleitesía, pero qué bien hubiera quedado, por ejemplo, que entregaran uno de los premios, aunque Binoche lo hiciera con su exquisito acento francés (al fin y al cabo europea que triunfa más allá del Atlántico), o Robbins lo hubiera hecho en inglés, aunque supongo que si Penélope Cruz fue capaz de entregar un Oscar con su inglés de andar por casa, Robbins hubiera sido muy capaz de leer un papelito y decir algo así como: El Goia a la mehour película (o lo que fuera), es para...
En fin, una ocasión perdida, porque el cine cuando es industria, al fin y al cabo vive un tanto de la promoción y una cosa así le hubiera dado presencia en medios internacionales. Pero ellos sabrán.




8 comentarios:

  1. Ellos no saben...
    Espectáculo lamentable, como siempre.

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  2. Estoy de acuerdo con tu comentario. Son una panda de aldeanos en busca de pasta a obtener del Estado. Es lo que mejor saben hacer de todas sus actividades "artísticas" o no.

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  3. ¿Y tan grave hubiera sido tener a alguien que tradujera unos minutos? Me parece recordar que cuando Almodóvar recogió el primer Óscar habló en español, y no pasó nada.

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  4. Yo no lo he visto nunca me parece una pesadilla. Le preguntaban hace poco a Antonio Resines, que por qué se hacen tan pesadas esas galas, y decía que a los nominados se les pide, que si son elegidos, sean breves en las intervenciones, pero luego se ve, que la gente se crece.

    Salud Trecce.

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    1. Sí, eso dicen, pero con cortar el micro y darles un empujoncito sería suficiente.

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