Publicada por primera vez en forma de folletín en la revista España (julio-octubre de 1920) con el subtítulo de Esperpento, Luces de Bohemia verá la luz como libro en 1924, con el añadido significativo de tres nuevas escenas. El esperpento supone en la estética de Valle-Inclán una confluencia total entre la visión de altura anunciada en La lámpara maravillosa y la síntesis dialéctica de lo trágico y lo grotesco. El distanciamiento artístico, la impasibilidad sentimental y la deformación grotesca de la realidad contemporánea, por la que Valle-Inclán manifiesta ahora un mayor interés, son los fundamentos teóricos del esperpento. Distanciamiento e impasibilidad generados por la posición elevada desde la que el autor observa la realidad, y expresión grotesca de esa realidad histórica. En definitiva, de la visión estética se desprende una actitud ética, pues el esperpento es la única manera estética posible de reflejar la tragedia contemporánea, de revelar su auténtica dimensión grotesca.
La década de los 20 de pasado siglo, si bien la salud empezó a jugarle malas pasadas, fue muy intensa su actividad creadora y proliferaron sus actividades sociales especialmente en lo que se refiere a viajes. En 1921 visitó México invitado por el propio Presidente de la República, el general Álvaro Obregón, y también La Habana en el viaje de regreso. Las declaraciones de Valle-Inclán respecto al papel de España en la historia de estos países molestarán en la Península pero nadie sospecha aún hasta dónde llegará la capacidad crítica y provocadora del escritor. Su rebeldía necesita de una nueva estética que le permita llevar a cabo una creación vanguardista, de calidad y de denuncia a un tiempo. Así, reconduciendo sus convicciones tradicionalistas, fue concentrándose en el ataque a los principios de las clases sustentadoras del sistema capitalista (burguesía, ejército, clero) al tiempo que crecía su interés y comprensión por la lucha de las clases trabajadoras y por el anarquismo. Esta radicalización, implica una respuesta artística, se trata de la sátira, que en los años veinte acabará por convertirse en el elemento esencial de los esperpentos.
A lo largo de toda la obra podemos apreciar cómo Valle estiliza grotescamente a España y a sus habitantes. Él es en todo momento impersonal y objetivo. No añade ningún vicio a la sociedad española. Simplemente deforma los que ya tiene.
Los personajes y las situaciones en las que estos se hallan, no son inventados sino que Valle los ha tomado de la vida real y sometidos a un proceso de deformación. Valle al deformarlas las ha hecho esperpénticas.
La obra es una fuerte crítica social hacia la sociedad de la España de principios del siglo XX, se estrenó bajo el título de Lumières de bohème, en el Palais de Chaillot de París el 21 de marzo de 1963, con dirección de George Wilson e interpretación de Bruno Balp.
En España, dirigida por José Tamayo, se estrenó en el Teatro Principal de Valencia el 1 de octubre de 1970, con el siguiente elenco: José María Rodero, Agustín González, María Luisa Ponte, Manuel Gallardo, María Jesús Lara y Margarita Calahorra.
Se repuso en 1984, con dirección de Lluís Pasqual, Rodero de nuevo encabezando el reparto y un cartel integrado por Nuria Gallardo, Montserrat Carulla, Carlos Lucena, Helio Pedregal, Félix Rotaeta, Manuel Alexandre, Vicky Lagos, Carlos Mendy, Ana María Ventura, Francisco Merino y Juan José Otegui entre otros.
Luces de bohemia fue llevada al cine por Miguel Ángel Díez en 1985 con un guion adaptado por Mario Camus.
Uno de aquellos libros que nos obligaban a leer en el bachiller (bien hecho, por cierto)
ResponderEliminarEs un buen libro, en efecto, respecto a lo de "obligar a leer", ya sabes que hay opiniones y daría para hablar mucho, pero bueno...
EliminarYo vi la película y si no recuerdo mal creo que uno de los protagonistas era Francisco Rabal.
ResponderEliminarSaludos Trecce
Francisco Rabal, Agustín González, Fernando Fernán-Gómez, Imanol Arias, Viki Lagos, Guillermo Montesinos...
EliminarNo me gustó nada por cierto, hubiera preferido mil veces las Sonatas
ResponderEliminarEs lo que tiene Valle-Inclán, hay para escoger.
EliminarDebía de ser curioso, según cuenta Azorin, observar los encuentros en Madrid de Unamuno, Valle Inclán y Pio Baroja. Tres genios literarios muy por encima de la gran masa mediocre de la época, y que hablaban los TRES A LA VEZ.
ResponderEliminarNo se escuchaban el uno al otro sino que cada uno daba su discurso. Y se llevaban de maravilla.
Digno de verse.
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