lunes, 28 de marzo de 2011

DÉJÀ VU





















Por si alguien no lo sabe, la traducción sería "ya visto" y se emplea esta expresión para denominar la experiencia de sentir que se ha sido testigo o se ha experimentado previamente una situación que estamos viviendo en ese instante. Casi todo el mundo ha tenido alguna vez en su vida un "déjà vu". Hasta no hace mucho se relacionaban estas situaciones con fenómenos paranormales, algo que hacemos muchas veces cuando no sabemos encontrar una explicación razonable para algo que nos ocurre. Sin embargo, desde hace años, se vienen haciendo experimentos sobre este asunto y las últimas hipótesis lo relacionan con la memoria. Al parecer nuestro cerebro va acumulando experiencias e imágenes, pero de forma fragmentaria, es decir individualizándolos. Así, sensaciones, situaciones, imágenes o acontecimientos que podemos tener almacenados y que quizá no tenían para nosotros importancia o no estábamos en situación de comprender, afloran de nuevo al coincidir con algo que estamos viviendo en ese momento y como del recuerdo no teníamos conciencia, nos da la sensación de que ese algo ya lo hemos vivido, pero no sabemos ubicarlo. Un ejemplo: ¿Nunca os ha ocurrido reconocer un rostro por la calle y no saber ubicarlo, pero estar seguro de que esa cara la conocemos de algo? Algunas veces nos damos cuenta, tras estrujarnos la mollera de que a aquella persona la conocemos relacionada con alguna prenda (bata, uniforme...), o un lugar concreto (cafetería, establecimiento comercial...), pero al verla en la calle, en otro ambiente, con una vestimenta diferente, mezclada con el común de la gente, somos incapaces de recordar de qué la conocemos, incluso algunas veces, jamás llegamos a ubicarla. El "déjà vu" podría ser una muestra de este tipo de reconocimiento, estamos convecidos de que reconocemos la situación, pero no estamos seguros de por qué la reconocemos. Incluso se apunta que, en alguno de los casos, pueden ser situaciones vividas en nuestra infancia, cuando ni siquiera tuvimos conciencia de ellas y ahora, con el paso del tiempo, cuando volvemos a vivirlas por casualidad, nuestro cerebro las rescata de la memoria, pero somos incapaces de darle una explicación razonable a que el recuerdo sea tan real, porque no tenemos conciencia de haberlas vivido ya. Lo que sí producen es una sensación de cierto desasosiego y de inquietud, pues hay que tener en cuenta que se rompe el orden cronólogico al que estamos acostumbrados, de repente el presente se transforma en pasado.


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